Generalmente los jefes, sobre un misma tarea que te mandaron, te dan otra y, bueno, son jefes, pero cuando la tarea es complicada o toma mucho tiempo, la mejor manera de decirle “no” es preguntar -muy inocentemente- "¿Qué hago primero?, ¿qué es lo más importante, jefe?". Y cuando ven sinceridad en tus ojos llaman a alguien más para que te ayude en la pega o, derechamente, se la dan a otro. A mí me ha resultado. Ahora, debe saber que no es infalible. Usar ese recurso cada semana despierta suspicacias. Dosifíquelo.
La sinceridad 'juguetona': ésta, lea bien, es un arma de doble filo y sólo debe ser usada cuando hay una buena relación con el jefe, porque no a cualquiera le causa gracia. Ejemplo: Gutiérrez, puede hacer tal cosa. Trabajador: Si le digo que no porque ha sido un día muy intenso, ¿me va a despedir? (Acompañar de risita tipo jiji). Sólo un jefe con el que se tiene una buena relación no ve el comentario como una sublevación, probablemente la pega la tengas que hacer igual... pero dentro de una hora. No es malo.
Interés y compromiso/sacrificio con la pega: Tienes que hacer un trámite, terminaste todo bien temprano para solucionarlo en tu hora de almuerzo. Vas saliendo y el jefe te clava con algún cacho (pese a que te ve con los lentes de sol puestos y abriendo la puerta de la oficina). Ahí entra la actuación, señores: debes mostrarte 100% dispuesto a dejar que el banco te multe con tal de hacer la pega, no sin antes vacilar levemente para que él/ella note que tenías algo que hacer. Después de eso, de ver tu interés y disposición al sacrificio, escucharás un atento "¿Tienes un trámite? No te preocupes le diré a Contreras que lo haga".
Sinceridad extrema: esta es la más riesgosa, porque involucra jefe y compañeros de trabajo, lo que puede significar atados. Este “no” es el más complejo porque no todos están dispuestos a utilizarlo. Esto ocurre cuando el big boss te manda a hacer la pega que le corresponde exclusivamente a otro, como que te envíen a hacer un trámite en tiempo record o a sacarle fotocopias a un mamotreto. Dos opciones: hacerlo o decir ‘no’. Si se decide por el ‘no’, suavícelo con un "lo siento, jefe, pero esa pega le corresponde a González". Pese a ser el más justo de todos los “no” hay un riesgo muy grande y casi nadie está dispuesto a utilizarlo.
Usted puede tener sus propias maneras de decirle ‘no’ a su jefe. Pero lo cierto es que pese a lo astuto que un trabajador pueda pensar que es, jamás podrá manejar otro tipo de variables, porque si la noche anterior el jefe recibió un “no”, bajo ningún punto de vista va a querer escuchar otra negativa. Menos en la pega.