Es un verdadero Grinch, no me sorprende porque es un hombre serio y bastante apático, dictatorial y todo un sargento con su familia. Pobres hijos, seguramente ni en su casa arman el pino. Pero una cosa es que nuestra oficina sea la única de la Ciudad Empresarial sin la magia navideña, pero el aguinaldo correspondiente no se perdona.
Me acuerdo que durante todo diciembre apostamos que no nos darían ni un peso y solamente un compañero guardaba la esperanza que este año sería diferente, que “don anti Navidad” se metería la mano al bolsillo y nos sorprendería con un par de luquitas para celebrar.
Llegó el día 20 de diciembre y nuestra única cercanía con la "Noche Buena", era un paseo que haríamos a la piscina. Nosotros en asamblea popular, ya habíamos planteado que en realidad preferíamos plata en vez de hacer un asado. Pero nuestro segundo jefe, nos dejó muy en claro que eso era imposible y que sólo nos deberíamos conformar con ello.
En pleno asado y luego de unas cuantas cervezas, Joaquín, mi compañero con más personalidad, pidió la palabra y empezó a hacer una serie de bromas en relación al aguinaldo que estábamos esperando. El jefe Grinch no decía nada y en realidad, nadie decía nada porque temíamos a la reacción del dueño de la empresa. Al final, finalizó el día y no hubo ni un sí o un no, respecto a la plata.
Llegó el 24 y habíamos perdido todas las esperanzas, no habíamos comprado regalos, teníamos todos la plata justa y envidiábamos a todos nuestros amigos que celebraban sus lucas extras a través de las redes sociales.
Pero el milagro navideño existe y justo a las 18:59 hrs. recibo en mi bandeja de entrada, un correo avisando una transferencia por $40.000…¡Era el aguinaldo de Navidad! Después de quedar unos minutos en shock, mire hacia atrás y todos mis compañeros estaban con una evidente sonrisa de satisfacción en la cara. El compañero aperrado que había hablado en el asado, nos miró y nos dijo: "Vieron, la fe es lo último que se pierde" y fue tanta su emoción, que finalmente fue el único que le agradeció el aguinaldo al jefe, en representación de todos y yo solamente al despedirme, le dije: "Que pase una Feliz Navidad".