Cuando una organización se preocupa de beneficiar los aspectos sociales, económicos y medioambientales, estamos hablando de una Empresa B. La mirada va más allá del principal objetivo que persigue un plan de negocio, se trata de resolver problemáticas que tengan que ver con el interés social, brindando un real cambio a todos los públicos involucrados (público interno y externo, proveedores, comunidad, entorno, etc).
Las empresas B poseen una certificación por su compromiso y reconocimiento en sus políticas y prácticas que responden el qué hacer y para qué, es decir, con el propósito bien claro. Estas organizaciones deben tener en conocimiento el bien común, la transparencia y el valor social por sobre el incremento de las utilidades.
Cincuenta empresas chilenas han conseguido la certificación. Triciclos fue la primera en contar con el sello B. La organización vio una oportunidad en los espacios que hay en el entorno para implementar puntos limpios para que la ciudadanía pudiera reciclar diferentes materiales. El impacto que trajo fue muy positivo y útil para la sociedad.
Tal como fue el caso de Triciclos, las empresas B deben hacer una modificación legal para que vaya en plena concordancia con las responsabilidades y objetivos planteados. Además, debe generar programas de sustentabilidad con el mundo privado y con el sector social para generar cambios de verdad.
Dentro de las empresas que han conseguido la certificación se encuentra Pegas con Sentido, Alkance Comunicaciones, Algramo, Proyecto Huerto, Britec, Cerco Constructora, entre otras. Éstas y las futuras organizaciones que deseen conseguir la certificación de Empresas B seguirán trabajando e ideando nuevas formas de negocio para realizar un impacto medioambiental y social orientados a contribuir al desarrollo, desde una nueva mirada, para solucionar problemas y necesidades que afectan a todos.
Imagen CC Pontificia Universidad Católica de Chile