El elemento más adecuado para describir la distancia entre ambos factores, es una línea muy delgada. En un momento podemos estar en la cima del mundo y al otro, sufrir una caída sin anestesia.
No obstante, existen diversas acciones que permiten anular un fracaso o disminuir considerablemente la posibilidad de que éste suceda:
1. Aprende de los errores: equivocarse no es lo grave, lo complejo es tropezar con la misma piedra una y mil veces. Quien tome un error como aprendizaje sabrá, por ejemplo; que no debe botar un comprobante de pago, después de haberlo necesitado; que no es bueno salir a última hora, después de haber llegado tarde; o que debe ir preparado a una entrevista de trabajo, luego de haber sido eliminado.
2. Piensa a largo plazo: al pensar en lo que se decidirá, es importante considerar y conocer las consecuencias que pueden tener esas elecciones para nuestra vida profesional y/o personal. Pensar a futuro permitirá optimizar las decisiones a corto y mediano plazo. Por ejemplo, si tienes un proyecto de negocios en mente, debes analizar qué tan rentable es, cuánto necesitarás invertir, a cuántas personas deberás contratar, cómo afectará tu vida familiar, etc.
3. Acepta la responsabilidad por tu fracaso: echarle la culpa a otros por tus errores o fracasos, es una actitud deleznable y muy mal evaluada por los demás. Admitir que nos equivocamos es el primer paso para aprender de nuestros errores. Por ejemplo, si llegaste tarde al trabajo, no culpes al chofer y asume que debiste salir unos minutos antes.
4. Aprende, mejora, lee cada día: entender que el aprendizaje es una tarea constante, independiente de todos nuestros pergaminos, es indispensable para ser exitosos. Por ejemplo, un médico que se quede tranquilo con lo aprendido en la universidad, en un par de años estará desactualizado, la atención a sus pacientes no será óptima y sus colegas que se preocuparon de seguir estudiando tendrán el prestigio que a él le gustaría tener.
5. Trabaja con pasión: el compromiso con lo que hacemos es un ingrediente indispensable para el éxito. Cuando las personas trabajan en lo que les gusta, es mucho más fácil que por ejemplo, se potencie la creatividad, las ganas de superación, la productividad, etc.
6. Asume riesgos: alguien exitoso es capaz de enfrentar desafíos, y es más, los busca. Pero no sólo se queda con el camino mejor pavimentado, también está dispuesto a caminar entre piedras y baches. Por ejemplo; si esa persona siente que en su trabajo no lo valoran como profesional, lo más probable es que decida buscar otro, pese al peligro de engrosar la lista de cesantes.
7. Sé humilde: la humildad es una característica muy bien evaluada. Permite, por ejemplo; ser alguien coherente; ser una persona que, en términos coloquiales, tiene los pies bien puestos en la tierra y es capaz de atraer resultados positivos para su vida personal y profesional.
8. Desarrolla ideas: a través de éstas podrás plantear soluciones innovadoras, potenciar el pensamiento crítico, la creatividad, la oportunidad para descubrir soluciones a problemas complejos y el desarrollo de un ambiente que favorezca el reconocimiento entre pares.
Como lo afirma el experto en marketing, Richard St. John; no basta con alcanzar el éxito, la clave está en cómo lo mantenemos. Acá la perseverancia es un factor imprescindible.
Imagen CC vía daveynin.