Nadie tenía idea del por qué, parecía una señal apocalíptica de algún cliente con deseos de venganza o la respuesta a las plegarias de alguno de mis compañeros que quería devolverse a la casa.
La cosa es que nada de eso ocurrió. O sea la única frase de mi jefe ante semejante problema fue: la solución viene en camino. ¿En camino? Camino a que me dé cistitis o muera de la sed por no poder tomar agua.
Dieron las 10, 11 y 12 del día y aún nadie iba al baño. Fue tanta nuestra desesperación que el jefe no hallo nada más que decir, que la gran solución para insignificante problema era ir al baño del restaurant de abajo. Claro en la primera ida todo paso re piola. Fui, haciéndome la lesa y cuando nadie me vio, velozmente me dirigí al baño en el segundo piso sin haber comprado ni consumido nada.
El problema, que ese plan dio resultados durante 2 idas al baño. Cuando nos disponíamos a hacerlo por tercera vez, uno de mis compañeros nos advirtió que el baño estaba cerrado con llave, o sea, ¡fuimos descubiertos!
Finalmente el arreglo estuvo en camino hasta la hora de salida y la verdad, que ni almorzamos ese día, por temor a pensar que no teníamos que hacer si nos daban ganas de ir al baño.
Moraleja: algunas empresas no respetan las leyes ni mucho menos los derechos de los trabajadores, por ello, un llamado a las entidades fiscalizadoras a poner atención y mayor cuidado.
Al final, yo decidí emigrar de ese trabajo y en mi lugar actual, lo primero que pregunté fue que plan b tenían en caso de ese tipo de emergencias…