A la hora de presentar tu trabajo en grupo, pero de manera oral, si eras el compañero que disfrutaba de las miradas, el salir adelante era el momento para lucirte. Por el contrario, si odiabas las luces y la fama, podía ser una instancia muy incómoda.
Las transparencias, eran un recurso súper mega guau a la hora de presentar una disertación. Para quienes no sepan, son unas láminas que como su nombre lo indica, son transparentes y se les imprime un texto. Para ello, había que llevar el trabajo a un lugar especializado en donde por $300 pesos por lámina, podías tener listo tu material para exponer.
Cuando llegaba la hora de la verdad, la profesora encendía una maquinita especial para ver estas láminas proyectadas en la pared, pero en tamaño grande. También era necesario apagar la luz, para que el resultado fuera exitoso. Te sentías tan pro cuando presentabas tu trabajo en transparencia, le daba un plus, lo sentías tan universitario. Sin embargo, el tiempo pasa y los años quedan.
En la actualidad tenemos Prezi, PowerPoint, PhotoShop, Youtube y un montón de recursos para que, a la hora de disertar, realmente usemos herramientas modernas e innovadoras. Pero para seguir en la onda nostálgica retro, a continuación algunos elementos que no podían estar ausentes en las disertaciones de antaño.
El top 5 de las disertaciones añejas
1. El papelógrafo con papel craft al que escribías un resumen de los contenidos que ibas a explicar. Si eras creativo, te daba un art attack y agregabas dibujos al texto. Si tu letra era horrible, el papelógrafo era de "adorno".
2. El puntero láser para destacar de manera, según tú profesional, los puntos de los que estabas hablando en ese momento.
3. Los recortes de revistas en tu papelógrafo, en caso de que el dibujo no fuera lo tuyo.
4. El disquete para almacenar y transportar tu trabajo. Muchas veces se echaba a perder y el compu no lo leía. En ese momento, sentías como si te fuera a dar un pequeño pre infarto.
5. El lápiz antena, que era la “evolución” del puntero láser o una versión más ejecutiva. Era un lápiz al cual, de la parte de atrás, le sacabas una antena como las de radio y con ella podías apuntar a la pizarra.
Bonus track: el primer pendrive de 128 megas.
Y tú ¿alcanzaste a conocer estos elementos o usaste alguno de ellos?
Imagen CC Blake Patterson