Siendo menos sentimentales, debemos aceptar que parte de madurar, significa empezar a tomar las riendas de nuestro destino ¿Pero qué pasa cuando, aún previendo la mejor opción, tomando en cuenta nuestro contexto y posibilidades económicas, nuestros gustos, estos (aún así) se nos van en contra?
Nadie, por muy experimentado que sea, puede saber lo que el futuro les depara, mucho menos los cambios internos que experimentaremos con el pasar de los años, los nuevos gustos que iremos teniendo a medida que crecemos. Por ello, es menester (creo) no sentirnos acomplejados en el momento que –ya sea por duda, por rabia, o por vacilación- sentimos que realmente escogimos mal nuestra carrera, en pleno estudio.
Es normal no estar 100% seguro de lo que hacemos, pues responde a un espíritu constante de cambio, de renovación, el cual nos impulsa a mutar y transformarnos en alguien diferente. Lo importante es tomar esas preguntas que nos estamos haciendo y ser responsables con nosotros mismos, buscando la mejor respuesta para definir un nuevo rumbo, o simplemente continuar el mismo aceptando el bien que nos hace.
¿Estás pasando por un momento de cuestionamientos? ¿Sientes que esto simplemente no era lo tuyo? Pues a continuación te resumimos esos diez momentos en que nos gustaría mandar todo a la cresta contumelia. Si te sientes identificado, no desesperes, respira y piensa ¿Era en verdad lo que quería para mí?
1.- Un primer año para el olvido.
¿El mechoneo se te alargó más de la cuenta? ¿Se te hizo corto el semestre? ¿No te diste cuenta y te habías echado más de dos o tres ramos corta cabeza? Bienvenido a la universidad.
2.- Te vas quedando atrás.
Tu generación pasa y pasa los años y tú te quedas bien atrás, en el olvido. Cuidado compañero.
3.- Malos profesores.
Aunque no debería ser decidor, un mal grupo de catedráticos puede realmente frustrarnos, al notar una mala vocación o simplemente ver que no entendemos nada de la materia.
4.- Un baño de muerte.
Simplemente, cuando nos matan la idea que teníamos de nosotros mismos. Difícil reconocer que, esas actitudes y destrezas que pensábamos tener, no eran reales.
5.- ¿Voy a ser papá o mamá?
Un suceso que realmente puede poner todo patas pa' arriba. Persiste, muchos logran coordinar ambas cosas, no es necesario cambiarse por algo más fácil o corto.
6.- Una injusticia.
Sin querer exagerar, hay momentos en que en verdad ocurren injusticias dentro de las aulas, sea que un profe nos tiene mala, o por un compañero sin escrúpulos.
7.- Mejores opciones.
No es raro que nos lleguen, en pleno estudio, opciones laborales interesantes y que exigen una especialización diferente. ¿Qué quieren? si no tenemos una buena situación y no tenemos como pagar el cacho de la U.
8.- Buenas experiencias ajenas.
Es común ver a un amigo hablar maravillas de su carrera. Ahí nos invade el bicho.
9.- Rebeldía.
Ese momento en que notamos que todas nuestras decisiones las tomamos pensando en nuestros padres. Es hora de crecer.
10. Está mala la cosa.
Ves que, lamentablemente, no hay mucho campo laboral para lo que estudiaste. FAIL olímpico.
¿Te sentiste tocado por el tema? ¿Sientes que faltó algo? Comenta.
Imagen CC Zoe