Lo más preocupante de integrar un equipo de trabajo en el que hay otros profesionales especialistas en otras áreas, es lograr una eficiente comunicación que sirva para aunar los objetivos y metas en común. Otro de los factores más importantes es el respeto y la tolerancia para una convivencia sana y tranquila. ¡Y es lo que todo anhelamos cuando nos desempeñamos en una empresa, para conseguir excelentes resultados!
Hace un tiempo, me integré a una startup, cuya etapa se encontraba trabajando en la construcción del crecimiento en el mercado y en la búsqueda de capitales para hacer frente al siguiente paso, la escalabilidad. Su finalidad era alcanzar grandes metas y posicionarse en el mercado online con grandes expectativas para la globalización. Allí aprendí muchísimo y sin duda recuerdo las experiencias positivas que fueron útiles para mi carrera profesional, sin embargo, cuando trabajas con personas que les gusta estar en todas, que imponen sus conocimientos y no escuchan la opinión de los demás, es muy desgastante.
Uno de los socios de la startup tenía un amplio manejo de su negocio, si bien era el creador de la idea en cuestión, había estudiado muchísimo el mercado y sus necesidades. Pero su poca tolerancia y arrogancia, generaba anticuerpos con sus colaboradores y empleados, que hacían imposible establecer lazos laborales fortalecidos en el cumplimiento de metas y en el liderazgo.
El escenario de debates, discusiones y conflictos aumentaban al pasar los días. Incluso, estos mismos hechos se replicaban en las reuniones con los clientes cuando se les presentaba el servicio, cómo funcionaba y los beneficios que entregaba. En más de una ocasión, estuvimos enfrentados a potenciales clientes que por diversos motivos manifestaban su opinión distinta a los estudios y posturas que tenía el socio fundador y como resultado de ello, se veía afectada la reputación del negocio.
Cuando eres testigo de estos hechos constantemente, te cuestionas si el lugar en el que estás es el indicado para ejercer y escalar profesionalmente. Lo más preocupante es que este tipo de personalidades avasalladoras y autoritarias en todo orden de cosas, resultan ser totalmente intransigentes. Si hasta para las conversaciones cotidianas, fuera de oficina y trabajo, él siempre tenía la razón.
Después de uno cuatro meses, decidí dejar mi cargo de trabajo por los malos ratos, las pocas consideraciones y la escasa colaboración y respeto que estaba afectando la cultura organizacional de la empresa.
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Imagen CC Juanky Alvarez