Hoy contamos con diversas plataformas digitales para posicionar un emprendimiento e interactuar con el público objetivo. La oferta va más allá de Facebook o Twitter. También tenemos recursos como Pinterest, Instagram, Google+ o LinkedIn, entre otros. Pero si no contamos con un plan estratégico bien definido, de poco nos servirá la amplia oferta social.
Anteriormente les había contado sobre una exitosa estrategia del diario The Telegraph, en la red de Mark Zuckerberg. Como ellos, muchos otros logran posicionarse con buenos resultados, pero también hay quienes obtienen lo contrario pese a tener presencia en las redes.
Las causas de ese fracaso pueden ser múltiples, lo importante es detectarlas y desarrollar un plan adecuado que, tal como ocurrió con el medio británico, permita revertir una situación adversa y tener un éxito continuo.
Comparto los errores más frecuentes que he podido detectar en mis paseos virtuales. Algunos sorprenden más que otros.
1. Vender, vender y vender: ese es el principal objetivo de muchas marcas. El problema surge cuando se escribe demasiado sobre ellas y la interacción con el público queda en segundo o tercer plano. Así, la gente sólo ve un intento de persuasión y no algo que aporte o de confianza.
2. No conocer las redes sociales antes de exponer un producto: lo primero es establecer el público objetivo y ello también vale para estas plataformas. Si por ejemplo, no consideramos el target y utilidad de Instagram, será difícil entender qué tan adecuada es la presencia de tu emprendimiento en ella.
3. Hashtags por todas partes: hemos visto que Twitter ya no es el sitio exclusivo de estas etiquetas, y siguen siendo una buena opción para hacer seguimiento del tema que nos interese. Lo negativo está en aquellas cuentas que abusan del recurso y que, contrario a lo que pretenden, generan distracción y cansancio en quienes las leen. ¡Hay que transformar los hashtags en nuestros aliados y saber cuándo dejarlos descansar!
4. Ortografía directo a la UTI: a esto me refería cuando hablaba de sorprenderme, he visto faltas garrafales. Ello denota descuido y poca seriedad. Puede que el teclado de nuestros smartphones o computadoras nos jueguen una mala pasada, por eso debemos revisar antes de hacer click sobre el botón de enviar o twittear. Sin embargo, existen faltas donde claramente los responsables no son las teclas ni nuestros dedos cansados. Si no se sabe diferenciar entre “ahí” o “hay”, ¡existe un enorme problema de lectura!
5. No cuidar la credibilidad: la inmediatez puede transformarse en un peligro cuando no la sabemos manejar. Si por ejemplo, creamos un medio y a través de su cuenta se twittea información sin chequear o se hace mal uso de algún acontecimiento doloroso; lo más seguro es que el trolleo lloverá. Ganar credibilidad y prestigio puede tomar mucho tiempo, pero para perderlos bastan unos minutos, más aún si no se es capaz de ofrecer disculpas y corregir lo que corresponda.
6. Retroalimentación inexistente: recuerda que estas plataformas son sociales y que por tanto tu marca debe ser parte de la conversación. No dejes que los seguidores sientan que le hablan a una momia cada vez que hacen una pregunta, al contrario, potencia la participación.
7. ¡Derechos de autor! ¿Qué es eso?: ni siquiera pienses en la probabilidad de adjudicar a tu marca algo que le corresponde a otro. Cada vez que utilices información que no te pertenece, cita la fuente. Juega desde el lado correcto.
Y tú, ¿quieres agregar otros errores? Comparte con nosotros.
Imagen CC vía Jason A.Howie.