Dentro de la región, nuestro país cuenta con las mejores condiciones sistémicas para esta clase de emprendimientos, los cuales tienen mayor capacidad para crear empleos de calidad y ayudar a diversificar la estructura productiva de la región. Luego de Chile, se encuentran México, Brasil, Costa Rica y Argentina.
Esto es lo que plantea el reciente estudio “Índice de condiciones sistémicas para el emprendimiento dinámico”, elaborado por el Programa de Desarrollo Emprendedor (Prodem), de la Universidad Nacional de General Sarmiento de Argentina, con apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Pero, ¿a qué se refieren con “emprendimiento dinámico”? Básicamente a “aquel cuyo crecimiento le permite abandonar, en pocos años, el mundo de la microempresa para transformarse en una pyme competitiva con proyección de seguir creciendo”.
En síntesis, “los emprendimientos con propuestas de valor diferenciadas e innovadoras y liderados por equipos emprendedores que tengan vocación y capacidad empresarial, son los que generan más empleos de calidad y mayor diversificación del tejido productivo”, agrega el estudio.
Por otra parte, entre los principales flancos que destacan a Chile en América Latina, el informe menciona el esfuerzo público para promover elementos como el capital semilla, la demanda por nuevos negocios vinculados a la industria tecnológica y el programa Start-Up Chile, cuyo objetivo central es atraer emprendedores de todas partes del mundo para crear sus empresas en nuestro país.
No obstante, también debemos ser capaces de reconocer nuestras falencias para posteriormente fortalecer el ecosistema emprendedor. Según el estudio, los ejes más débiles de Chile corresponden a la estructura empresarial, al capital social y a la plataforma de ciencia, tecnología e innovación.
Pese a ello, destaca la existencia de entes de alto nivel y reconocido prestigio, como por ejemplo CARE UC y la empresa de servicios de ingeniería DICTUC S.A. de la Universidad Católica, que tiene como objetivos “desarrollar tecnologías de alta calidad e incubar nuevos negocios con base tecnológica para transformarlos en empresas”.
El estudio plantea que para superar los déficits en la región, “es necesario establecer marcos normativos y sistemas de incentivos adecuados para los inversores (…) además de apoyar la preparación de los emprendimientos y desarrollar espacios de vinculación entre emprendedores e inversores”.
Sin duda un gran desafío para Chile, especialmente para el sector privado; que a diferencia de otros lugares más dinámicos como Silicon Valley o Cambridge, no ha jugado un rol protagónico.