
Quién fuera cristiano para pagarle una manda a estos santos universitarios, estos cerebritos sacrificados, caritativos, que por el puro desinterés y la buena onda gustan regalarnos su esfuerzo, todo su conocimiento adquirido durante horas y horas de clases. Qué sería de nosotros, los porfiados flojos de siempre, que bajo la ...