Siempre ha sido una especie de necesidad del estudiante, el intentar maquillar su inseguridad académica con relleno de todo tipo. Desde esas respuestas eternas que no terminan nunca, y que se dan vueltas una y otra vez en lo mismo, hasta los clásicos retoques estéticos en los trabajos y presentaciones.
Los que tuvieron acceso a un PC durante los 90 y comienzos del 2000, recordarán que las herramientas de software en ese entonces, no eran lo suficientemente variadas y amigables como para darnos algunas alternativas de "diseño" en nuestros trabajos, por lo que el Word Art se transformó en una especie de religión estudiantil.
Dando cuenta de épocas anteriores en el diseño gráfico, y también demostrando que no era el fuerte de Microsoft Word la estética de las palabras, el Word Art era una herramienta popular en las primeras versiones del popular procesador de textos que supuestamente "embellecía" la presentación de los textos.
La realidad era que las opciones para elegir harían hoy en día tiritar de sufrimiento a cualquier diseñador gráfico: palabras con burdas figuras geométricas, letras con toscos degradé de colores, un inentendible gusto por el anaranjado como color, eran algunas de las pastillitas con que nos hacía gozar esta particular herramienta.
Y pese a la severidad del dictamen, la nostalgia aflora imaginándose cuantos trabajos académicos y presentaciones formales habrán sido "emperifollados" por esos intentos de diseño, que vistos hoy en día parecen un verdadero atentado terrorista a la estética.