Cuesta imaginar que en este país, para poder estudiar, debas hacer acciones de emprendimiento. Cuando hablamos de emprendedores no sólo nos referimos a la persona que vende las hamburguesas de soya o que aprovecha la feria de las pulgas de la universidad para poder tener dinero para las fotocopias. Algunos van más allá del simple hecho de vender, están los que que buscan todas las instancias para poder encajarte algo que sea innovador, algo que no has tenido ni tendrás porque solamente ÉL lo tiene.
Un universitario emprendedor es aquel vendedor de hamburguesas de soya que puede mutar a vender fajitas de soya o hamburguesas con pan integral. Así también, está aquella persona que vendía ropa en la feria de las pulgas y que de pronto saltó a vender productos por Facebook.
Por lo general, siempre se fija primero en los detalles de los compañeros. Es una persona que observa disimuladamente. De pronto, frente a la demanda de destacadores, correctores o de lapices gel, va y te ofrece un destacador que destaca de los demás destacadores, un marcador de libros que en las noches brilla en la oscuridad, o una linterna que te la pones en la cabeza y puedes leer esa incómoda lectura de letra chica. En resumen, más que un emprendedor, es un bazar ambulante.
También están aquellos que venden cervezas dentro de la U (con distintas marcas y precios), están quienes parecen farmacias teniendo a la venta desde una mísera -pero efectiva- pastilla de carbón, hasta la más cara de las pastillas anticonceptivas, los que partieron vendiendo chocolates de 5 pesos y ahora ofrecen queques, kuchen, sustancias y los mismos chocolates, como así también (siempre salvador en los momentos de ceremonias) el que vende agujas, hilos y botones.
Y es pillo. Sabe que a su alrededor hay más personas que quieren emprender al igual que él y que le copian las ideas pero, siempre va un paso adelante y ya posee nuevas cosas para poder vender y seguir con sus ventas.
Conocí a uno de ellos, partió vendiendo encendedores (un mal necesario en la universidad) y después de juntar dinero comenzó a vender encendedores bencineros y hasta chisperos eléctricos. Después de tener una buena clientela, comenzó a comprar los insumos como pedernales para esos encendedores y bencina blanca para los mismos. En síntesis, la supo hacer y de que forma. Muchos le plantearon que se cambiara a una carrera de ventas pues tenía buena pasta pero el siguió en lo suyo.
Los emprendedores son buenas personas, nacieron con ese don y lo saben usar bien. Admiramos la capacidad organizativa de tiempos, pues con todo lo que deben estudiar, deben además seguir teniendo mercadería para sus ventas.
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Imagen CC Bilobicles Bag