La jornada se realizó en una parcela en Talagante con piscina, amigo secreto, concursos, regalos, viejo pascuero y mucha comida. Los niños eran los principales protagonistas, quienes juntos a sus padres se reunieron con el personaje de la Navidad para recibir sus obsequios.
Como periodista tuve que cubrir la jornada para un medio interno de la institución, y aproveché de participar de cada momento con toda la disposición de pasarla bien y de compartir con todos.
Recuerdo que ese día hacía mucho calor, los termómetros superaban los 30°C y sólo algunos se bañaron en la piscina, por lo general, eran los más pequeños que hicieron uso de ella. Por su parte, los adultos conversaban y se reían entre ellos, y hacían más amena la tarde.
Un grupo de trabajadores revoltosos, haciéndose los chistosos, comenzaron a hacer de las suyas. Entre ellos, habían hombres que tuvieron la iniciativa de tomar de pies y manos al que pillaran con ropa para lanzarlo a la piscina. Comenzaron con las mujeres que caminaban despistadas por ahí, y sin pensarlo dos veces, la levantaban entre todos para arrojarla al agua.
Cada víctima que lanzaban a la piscina era causa de gracia para los demás, hasta que eran atrapados por el grupo dedicados a lanzar “hombres al agua”. Yo me reía de los que comenzaban a forcejear para no caer a la piscina, ya que muchos de ellos no tenían ropa de cambio.
Prácticamente todos terminaron en la piscina: empleados, jefes, directores de carrera, profesores, funcionarios administrativos y el rector. Las carcajadas se escuchaban por todos lados. Es que realmente estos tipos ¡no tenían piedad!
Yo llevaba poco tiempo en la institución, y algunos me conocían más que otros. Pensé en escapar, pero no había caso, así que decidí no dejar la cámara de video y el micrófono ante la posibilidad de que me tiraran al agua.
"No pueden tomarme de brazos y pies, mientras tenga mis herramientas de trabajo" les decía. Así que como loca, tuve que andar de un lado para otro, corriendo y esquivando de que me atraparan, estuve así como unos 20 minutos y gracias a eso, me zafé de terminar mojada.
Imagen CC Gerzo Gallardo