Es el que siempre llega tarde o ...demasiado temprano. Nunca hay términos medios con él. El compañero que vive lejos sabe que tomar la micro es una labor de alta inteligencia, donde hay que estimar con la precisión de cirujano qué recorridos escoger y a qué hora levantarse. Usualmente se despiertan con las gallinas, alrededor de las 5 de la mañana, ya sea para salir de San Bernardo a Santiago Centro, de Lota a Concepción o de Padre Las Casas a Temuco (por poner un ejemplo).
El compañero que vive lejos tiene siempre que irse más temprano de los carretes, salvo que los apañe algún amigo y les ofrezca quedarse en su casa. Nunca olvidaré las veces en que esa compañera que vivía lejos era yo, cuando por el terremoto y la reparación de la casa de mi abuela, tuve que viajar dos meses seguidos, todos los días desde Arauco a Concepción, un viaje que usualmente dura dos horas, se extendía hasta a 3 horas y media.
Una tarde, tras celebrar con mis amigos y unas cervezas, procedí a subirme a la micro, la Conce-Lota-Arauco me estaba esperando, pero había olvidado algo, ir al baño antes. El resultado: mi vejiga a punto de estallar por aproximadamente 3 horas. Fue una experiencia espantosa, de la cual casi no salgo viva, cada vez que el bus paraba en un taco o un pasajero se demoraba mucho en bajar, el sudor caía por mi frente y juntaba las piernas para no hacerme pipí.
Y este es un consejo para todos, si conocen a algún amigo que viva lejos, apiádense de él y ofrézcanle un espacio en sus casas, aunque sea por una noche. Créanme, en periodos de certámenes o de trabajos (incluso, de algún carrete), realmente se valora.
Imagen CC Matías Muñoz