Con mi mejor amigo decidimos realizar nuestra tesis juntos, ya que nos entendíamos muy bien y trabajábamos a la perfección. Lo mejor, teníamos los mismos intereses y mirábamos la profesión con la misma lupa. Todo funcionaba de maravillas hasta que un día en que nos debíamos juntar, en esos días previos a la defensa, desapareció misteriosamente.
Lo llamé al celular, a su casa, le envié varios inbox por Facebook, DM por Twitter y hasta mensajes por WhatsApp y nada. Felipe nunca apareció. Fueron 3 días de febrero en donde al parecer se lo tragó la tierra. Por mientras, no me quedó otra que olvidarme de la tesis y dedicarme a disfrutar mis vacaciones.
Salí con mi pololo, amigas y familia. Nada me hacía recordar mi última batalla, sólo los post-its con ideas que tenía pegados por toda mi pieza. ¡Esa era mi cábala! Despertar, mirar el techo y ver 3 frases claves que defendían a muerte mi hipótesis.
En días anteriores entregamos la versión de 150 páginas impresas, por lo que los primeros días de marzo, correspondía presentarnos a defenderla frente a un jurado de tres personas: el jefe de carrera, la profesora guía y un jurado sorpresa.
En el verano y proceso de preparación, se llevaron mi atención la piscina, el fin de semana en la playa, los regaloneos de mi pololo y los estrenos de cine a los cuales moría por ir. Fue tan difícil decirle no a la mayoría de esos placeres. Así que cuando mi compañero se perdió, una parte de mí se llenó de felicidad y me lancé con todo a lo que no me estaba permitido.
Fueron pocas horas, pero las disfruté al máximo. En la semana que nos quedaba para prepararnos nos juntamos en mi casa todos los días y casi no me quedaban murallas de tantos papeles pegados. Ese es un consejo que les doy, los ayuda memoria en la pared son un excelente ejercicio de memoria visual, les será mucho más fácil familiarizarse con todos los conceptos a aprender y defender.
A las 13:00 hrs. de un día lunes, nos juntamos en el auditorio citado de la universidad. Llegué tan sólo 5 minutos antes, ya que tuve que partir a comprarme zapatos, porque los que pensaba usar, me quedaban enormes y nunca antes me había percatado de ello.
Llegué corriendo y agitada, pero la adrenalina al parecer fue mi mejor compañera, defendí mi idea y la recompensa fue: “Les damos la bienvenida a los nuevos profesionales”…
¿Y ustedes, cuándo defienden su tesis?
Imagen CC Leo Hidalgo