Varias son las historias de oficina que día a día se ven, algunas muy secretas y otras muy conocidas por todos los trabajadores del lugar. Es así, como el siguiente romance, se realiza en una importante empresa informática, donde el jefe y su ayudante administrativa se enfrentan a un gran sentimiento, sin saber que hacer al respecto.
Me llamo "R" tengo 30 años, casada y trabajo en una empresa informática. Mi historia comienza aquí, en una sucursal de Santiago centro, donde nunca pensé, que conocería al gran amor de mi vida.
Hace meses me encontraba buscando trabajo y nunca encontraba nada, hasta que se dio la oportunidad de postular. Me citaron un día lunes a las 10.20 de la mañana para una entrevista con el jefe de local. Ese día me levanté muy temprano en la mañana y fui de punta en blanco, una tenida formal y maquillaje muy natural.
Llegué 10.10 am, di a conocer que había llegado para una entrevista y solo tuve que esperar 5 minutos. La secretaría me hizo pasar y me encuentro con un apuesto jefe, moreno de ojos claros y muy bien vestido, las miradas se cruzaron pero solo fue por un momento, nada fuera de lo normal, solo una entrevista más. Ese día me fui esperanzada por la entrevista y me dijeron que me llamarían dentro de la semana, así el lunes, ya comenzaría a trabajar.
Pasaron 3 días desde que había realizado la entrevista y decidieron que yo sería la nueva asistente administrativa del local. Llegó el día lunes y partí contenta a mi trabajo, llena de esperanzas.
Llegando al trabajo, con la primera persona que me encuentro, es con mi jefe, con el cuál además, tengo una oficina compartida. Me saluda con un beso y me desea la mejor de las suertes. Me sentí extraña y con una sensación extraña en el estómago, no sabía que era, pero desde que mi jefe me saludo en la mañana, ese beso había marcado una diferencia.
Día a día, comencé a sentirme más atraída por mi jefe. Él, era súper tierno conmigo y muy amable, lo cual también me hacía pensar que algo pasaba, no era algo que yo solamente imaginaba.
Los días pasaron y nos cambiaron a una oficina en el subterráneo, el local se estaba haciendo chico y los PC necesitaban más espacios. Un día cualquier, me sentí muy observada, sabía que era él pero no reaccione ya que me daba miedo que pasaría.
A mi jefe le diremos "Don J", tiene 40 años, casado con 3 hijos. Un hombre muy cariñoso y simpático. Hace años ya trabajando en la empresa y ahora, yo me había enamorado de él, sin saber las consecuencias que podrían traer en todo sentido.
Pasaron alrededor de 2 meses y no encontré nada mejor que serle sincera, yo veía algo entre nosotros y no podía callar. Fue así como nuestra aventura, comenzó. Todas las mañanas, nuestros encuentros eran en la oficina, nadie sabía que estaba pasando, ya que actuábamos de forma normal frente a todos los trabajadores.
Siempre que pensaba en lo que estaba haciendo, me sentía culpable, por mi esposo y la familia de "J". Hablando con él, nunca pensamos que llegaríamos a estar, tantos tiempos juntos y cada día que pasaba, era un día más de amor y no querer estar separados. Incluso, nuestras familias ya eran amigas y siempre que podíamos, nos juntábamos a comer o salir por un café.
Dos años de relación y me enamoré demasiado pero sabía que si hablaba algo frente a "J", todo se terminaría, ya que no sería capaz de dejar sola a su señora y los niños.
Yo no podía más con el sentimiento, tenía que contarle lo que me estaba sucediendo y quería saber que haríamos al respecto. Él, no reaccionó de buena manera, me dijo que así no debían ser las cosas y aunque estemos juntos, nunca sería capaz de separarse y botar muchos años de matrimonio por un romance, que según él, era pasajero.
Desde ese momento, se congeló todo, comenzamos a distanciarnos y yo tomé más en cuenta a mi marido. Nunca pensé que una historia así me haría cambiar de actitud. Ahora soy madre de una hermosa niña, que no es de mi pareja, sino de "J" y el aún no sabe nada. Mi marido tampoco lo sabe pero la reconoció como de él, ya que nunca dejamos de estar juntos.
Hace unos meses atrás, recibí la llamada de "J", ahora somos amigos y aunque volvimos a coquetear, no estamos juntos. Con mi marido son grandes amigos y yo con la señora, nos juntamos todos los meses y salimos a disfrutar solas de la noche.
Siempre pensé que mantendría en secreto, mi gran aventura de oficina, pero ya era el momento de dar vuelta la página y decir que toda cosa que nos sucede en la vida, nos enseña a tomar decisiones importantes.
Imagen CC vía Ed Yourdon