Entrar a la universidad es un cambio en la vida que particularmente en el primer año significa expectativas, sueños y conocer constantemente un ambiente lleno de novedades y posibilidades.
3.- Corrector: es hora de reivindicar los rayones. Dan cuenta de que somos humanos y cometemos errores. Como dijo Peter Ustinov "Cada ser humano comete errores. La hazaña radica en cometer errores cuando nadie observa."
4.- Bebidas energéticas: un clásico. El pack para no dormir que termina sirviendo para nada, mezclado con la irresistible tentación de abrir una somnífera "chela".
5.- Lápices de colores: otro de los chiches reservado para mateos que, no nos mintamos, no vamos a ocupar.
6.- Mochila con muchos bolsillos: esto provoca discusión. Si bien muchos utilizan estos prácticos recobecos para esconder todo tipo de misteriosos objetos, no son pocos los que tiran todo en el compartimento principal, mezclando el chaleco con un paquete de chicles, un lápiz abierto y un yogurt. Un porcentaje de estos paga las consecuencias de tal osadía.
7.- Grabadora de audio: tu madre y padre están orgullosos, porque pediste una grabadora para inmortalizar todas y cada una de sus clases. La realidad indica que esa colección de conocimiento en audio no será jamás nunca oída nuevamente, y la grabadora pasará a ser reemplazada por el tuiteo en esas clases que te hacen dormir.
8.- Café con Coca Cola: uno de los mitos más históricos para mantener la vigilia y estudiar para esa prueba que dejaste para última hora. Aparte de una indigestión poderosa y con suerte unos minutos extra sin sueño, descubrirás que ni la Coca Cola tiene este tipo de propiedades, ni el café instantáneo es realmente "café" con todas sus letras.
9.- Agenda: sí claro, es efectivamente útil y muchos aprenden a usarla con el tiempo, pero no pocos dejaron en blanco su primera agenda de la adultez, llenándola de todo tipo de barbaridades, dibujos obscenos y dedicatorias mamonas.
10.- Encendedores: una de las guerras mundiales más antiguas de la humanidad. El que pestañea lo pierde. El único robo legitimado por la sociedad. Comprarlo es perder, porque esto se trata de arrebatar.
Imagen CC Andy Hay