En mi vida universitaria he practicado las dos opciones, quedarme hasta tarde como esa vez o levantarme temprano y madrugar, aunque creo que la más común ha sido estudiar de noche. Eso porque la mayor cantidad del día la paso en la universidad por ende estudiar es algo que normalmente comienzo a hacer a eso de las 19:00 hrs. Qué tan largo sea el estudio, es relativo según la carga de trabajo. Si lo hago con anticipación, cosa que trato de hacer cuando puedo, prefiero estudiar hasta no más allá de las 00:30 o 1:00 AM y luego dormir. Si duermo menos, me afecta al día siguiente. Puedo levantarme, pero después de unas horas, siento el efecto del sueño y me atención no es la misma.
En mi caso, nunca he tenido semana de exámenes, como amigos de otras universidades por lo que mis pruebas y fechas de entregas de trabajo pueden caer cualquier día. Eso sí todas son avisadas y programadas desde los primeros días de clases, lo que permite programarse. El problema es que a final de semestre se juntan y atacan todas juntas el mismo día, o durante varios días en una misma semana, y en esos casos, amanecerse es casi un deber.
Cuando no ocurren esas semanas malditas, lo normal para mí es aprovechar las ventanas o los traslados para leer o repasar. No todas, hay algunas en que sólo piensas en comer o dormir o conversar, pero sí algunas. Eso sí, trato de hacerlo no en mi casa.
Mi casa tiene comodidades o distractores, según cómo se vea, que otros lugares no: hermanos, televisión, ruido, teléfonos, cama, por nombrar algunos. Por eso lo que prefiero siempre, salvo en invierno, es la biblioteca. Cuando llegas es fría y desolada y tiene esos silenciosos incómodos que no quieres perturbar, pero luego de un rato te acostumbras y te vuelves uno más de esa atmósfera, y logras el objetivo: concentración.
Aunque partes con sueño, estudiar muy temprano es agradable, porque valga la redundancia, sientes que aprovechas mejor el día. Se hace tremendamente latero, cuando tienes que estar hasta más allá de las 19:00 hrs. en la u, pero otros días normales es práctico. Tienes luz natural, que motiva, porque sabes que no estás solo; también tienes silencio, además, el hecho de estar ahí, te obliga a no cambiar tu actividad por otra cosa que podrías estar haciendo en tu casa.
Creo que estudiar de día o de noche, depende de cada uno. Generalmente es cosa de costumbre adaptarse a un horario. Lo que más me sirve a mí, es tratar de mantener una hora tope de sueño. Así puedo dormir sin problemas y despertar temprano cuando lo necesito. Lo importante sí, es no dejar ese libro de 400 páginas para los dos últimos días o esa página web para última hora, porque aunque no duermas ni de día ni de noche, no alcanzas. Esa fue la primera lección que aprendí en la universidad.
Imagen CC Juan Nosé