Que tire la primera piedra quien no se haya curado en un carrete. Si todavía existe una persona limpia entre los lectores, les apuesto a que han visto a algún compañero que al caer en las redes del alcohol pierde todo grado de pudor. Para los que nos hemos emborrachado alguna vez, y para los que siempre le dan a la botella en las fiestas, les dejo esta lista de cosas que hacemos cuando los tragos de más se apoderan de nosotros.
- Seguir tomando: Primer síntoma de la borrachera, no poder dejar de tomar… de aquí en adelante las cosas sólo pueden empeorar, ponerse más vergonzosas o en algunos casos, alegrar el carrete. Es una ruleta rusa.
- Ponernos cariñosos: Con tragos demás, nos da por amar o calentarse. Expresamos sentimientos e incluso, hay veces que hasta se jura amor eterno. Hay que hacer mención o los y las buitres que ven a esa persona volando bajo producto del alcohol y le quieren sacar su cariñito loco.
- Cantar: Con tragos de más, nos volvemos una enciclopedia de música o un karaoke andante. Frases como: “Yo me sé esa canción…”, “¿cómo no cachaí esa canción?, no sabí nada culi**”, o “esta es MI canción, perrito”, las escucharás cada ver que veas a un amigo completamente alcoholizado.
- “Decir la verdad”: Dicen que los curaos nunca mienten, y por eso nos aprovechamos de ellos de diferentes maneras, ya sea para que suelte algo o para que diga lo que realmente piensa sobre alguien o algo. A veces, son los ebrios que sin ninguna provocación comienzan a soltar “verdades” a diestra y siniestra. He aquí el momento en que empieza el pelambre brígido de profes a los que le sabemos varias llallitas.
- Dar jugo: Esto no merece mucha explicación, y en algunos casos es como si el alcohol nos rejuveneciera cuando teníamos 5 años. Poca cosas como el copete nos ponen a hacer estupideces para llamar la atención. Siempre aparecerá un curao jugoso que nos puede hacer reír o enojar.
- Hablar hasta por los codos: Hay gente que curao, habla y habla y habla de todo, de todos los temas habidos y por haber. Cuentan anécdotas que van desde lo divertido, hasta lo vergonzoso. Sí, esas personas pierden en parte su pudor al contar ciertas cosas que no debían saberse…
- Alcohol = persona introvertido: Hay otros que curaos se encierran, se quedan calladitos, es como si algo de su mente todavía funciona al 100% y dijera: no digas nada, no te avergüences a ti mismo. Si has visto a alguien así, de seguro te has acercado para preguntarle si le pasa algo, te responderá que no y tu quedarás con cara de: huh, personaje raro…
- Acordarse de el/la ex: ¿Quién no ha tenido que escuchar o aguantar a una persona con el corazón roto?, ¿quién no ha escuchado las siguientes frases: “Yo la quería, hueón” o “yo le dí todo, TODO, cachaí lo que es TODO?”, o el típico, “Lo/la extraño hueón, aunque me haga daño, todavía siento algo”. Lo cuático es cuando esa ex también es compañera y también está en el carrete. Prepárense para el patetismo.
- Disfrutar: Hay un momento en que tu sabí que estai curao, has dado jugo y ya te deshinibiste, pero ese pensamiento tiene una respuesta… “a la mierda”, y seguí disfrutando, total… ya estai curao, ¿qué se le va a hacer?.
- Arrepentimiento: Este es el día después de la borrachera, aquí es cuando vez las fotos donde te etiquetaron, intentas recordar lo que hiciste, dijiste y más que nada, tener el peor sentimiento de culpa de la historia, acompañado con la típica frase: “no tomo nunca más”. En esta parte es común ver a los compañeros tomando mineral todo el puto día. Bueno, si es que les dio el cuero para lavarse la cara e ir a clases.
¿Qué más has hecho en los carretes cuando estás ebrio/a?
Imagen CC Fey Ilyas