Todo empieza con un mensaje en las redes sociales que te invita a unirte "al equipo de marketing que está marcando la diferencia en Latinoamérica, con presencia en más de 90 países". ¿Suena bonito, no?, entonces lo natural es meterse a la página de esta maravilla y revisar qué ofrece.
La empresa Jeunesse promete ingresos semanales en dólares, cuatro viajes al año todo pagado y libertad financiera, todo esto acompañado de fotografías de modelos hermosísimas (se supone que debido a sus productos y no al Photoshop ni al botox) e imágenes de auditorios llenos de gente esperanzada escuchando sus charlas. Después de repasar esta escena, cualquier ser pensante reflexionaría ¿no será mucho lucho? Jeunesse Chile SPA es una compañía estadounidense que llegó al país hace menos de un año y poco a poco fue instalando “sedes” (a veces, meros Facebooks) en distintas comunas y regiones. En serio, pueblo chico que googleen, pueblo que tiene “Distribuidora Jeunesse” (yo pillé hasta el de Curanilahue).
La empresa se regó como pólvora, hasta que empezó a ocurrir lo que muchos esperábamos (y que otros no vieron llegar): llovieron las críticas y reclamos alrededor de todo Internet. Finalmente, el foro El Antro y distintos reportajes de la prensa (Chilevisión y La Nación, por nombrar algunos) destaparon la olla: que vender para Jeunesse poco y nada tiene que ver con productos de belleza y que nada es tan maravilloso cómo te lo cuentan.
El modus operandi
Te tiene que invitar un amigo, conocido o distribuidor random, ojalá contándote que te estás perdiendo el negocio millonario de tu vida. Obviamente si vives de colación Junaeb y vienesas con kétchup, andas medio lento para pensar y dices “YA!”, porque estás chato de revisar los bolsillos de las chaquetas cada fin de mes, a ver si cae una moneda.Entonces te invitan a una charla híper motivadora y secreta, donde no te explican absolutamente nada, hasta que estás sentado en el auditorio y rodeado de gente más jodida de plata que tú. Después de muchas bonitas palabras, todos terminan enganchados y abrazándose, porque serán parte de “la familia Jeunesse”. Aaaww, qué bonito… hasta que te cuentan que tienes que comprar el Pack Ambassador de sus productos, que puede fluctuar entre los 60 mil y 600 mil pesos. Eso te obliga a andarle rogando y pidiendo prestado a gran parte de tu familia y amigos, porque así podrás empezar a “trabajar los productos” y ganar los millones con los que soñaste.
El asunto es que será raro si realmente llegas a vender estos, porque los primeros 7 días de trabajo en Jeunesse tendrás que elaborar un listado de 100 conocidos y convencerlos de que se unan. En serio: se te irá todo el tiempo en eso y hasta te dan un tutorial sobre cómo engancharlos.
Es ahí donde debemos poner ojo, porque estos negocios que se basan en conseguir cientos de inversores tienen todas la misma fórmula… y la inventaron por allá en 1918.
Las estafas piramidales
La primera de todas (o al menos, la primera que metió ruido) la hizo Carlo Ponzi, un estafador italiano que emigró desde la provincia de Rávena hacia Estados Unidos en 1903. La idea se le ocurrió en 1918, inspirado en los inmigrantes empobrecidos por la guerra: prometió a estos un 50% de beneficios dentro de 45 días o 100% dentro de 90 días, con el simple hecho de comprar cupones postales descontinuados en otros países. El término "Esquema Ponzi" fue acuñado por este delito y hoy se usa para describir cualquier estafa que paga a los primeros inversores con el dinero que ponen los inversores posteriores.Más recientemente, en Estados Unidos, Bernard Madoff le robó 50.000 millones de dólares a centenares de personas, incluidas entidades bancarias, inversores de Wall Street y fundaciones de la caridad. Actualmente cumple una condena de 150 años, que como se la dieron en 2006 y con 68 años, queda claro que le faltarán vidas para cumplirla entera. Acá en Chile, el caso más conocido de estafa piramidal fue "el caso quesitos", ideada por una mujer de nacionalidad francesa, Gilbert Van Erpe.
En todos estos casos, la forma de operar es la misma: una empresa dice vender o rentar de determinado producto (sean cupones, acciones de Wall Street, quesitos o productos de belleza), pero exigen a sus “trabajadores” que “inviten” una cierta cantidad de gente a participar; estos recién llegados también deben invitar más gente y así sucesivamente, hasta que crece tanto la pirámide, que se empieza a desmoronar.
Por lo general, la mente maestra de la estafa y los primeros inversores de esta pirámide son los que obtienen dinero, que proviene de los nuevos invitados. Mientras más abajo ingreses a la pirámide, más opciones tienes de perder toda tu plata y a los amigos que arrastres contigo.
Volviendo a Jeunesse
Que quede claro que aunque muchos sitios web y de noticias han denunciado a la compañía, ésta ha salido al paso a defenderse y también a sus productos. Aun funciona en Chile y está dentro del marco de lo legal, hasta que una investigación decente (y retrasada) demuestre lo contrario. Continúan haciendo reuniones en hoteles gigantes y sus páginas de Facebook siguen activas, así que el llamado es a informarse y advertir a los demás.Entonces... recapitulando.
5 Razones de por qué no te conviene meterte a Jeunesse (ni a nada por el estilo)
- Porque te piden una montonera de dinero sólo por ingresar ¿y no se supone que estás corto de plata? ¿Para qué endeudarte?
- Porque sus productos de belleza que “despiertan las células madre de tu piel” ni siquiera están certificados por los laboratorios correspondientes (si eso existiera, ¿no creen que ya estarían curando el Alzhaimer?)
- Muchas personas han participado y al salirse han sufrido amenazas, como denunciaron en La Nación.
- Perderás mucho tiempo, amigos y familiares por arrastrarlos a este negocio, ya que es un requisito invitar gente... y de algún lado tendrás que sacarla.
- Porque como dice mi abuelita: el dinero fácil no existe y es mejor ganarse las cosas a puro “ñeque”.
Imagen CC Speaking Latino/ Fernando Estel