¿Habitual? Viene siendo asociar a cada individuo en algún grupo de pertenencia y ¿por qué? por la edad, época, moda, televisión y sociedad que tiende a agrupar.
Pero en este universo ya descrito, a más de alguno les debió pasar, se encontraron con personas que no alcanzaron a encajar o agrupar. Porque simplemente no fueron vistos. ¿Cuáles? aquellos compañeros no callados, todo lo contrario, que hablan y hablan, pero nadie escuchó ni pescó jamás.
Es aquél que cuando hiciste la lista para irte temprano, nunca lo pusiste. Y no por mala onda, sino porque simplemente se te olvidó. O cuando preguntaban: ¿por qué no ha venido a clases? todos respondieron: ¿quién es profesor?
Pues bien, así era Miguel. En algún momento del día supimos que era nuestro compañero, pero curiosamente para los carretes, trabajos, irnos temprano o para conversar, ¡nunca nos acordamos de él!
Era amable, siempre se ofrecía, pero nadie lo pescaba (vuelvo a decir). Y no era tan introvertido ni tan extrovertido, término medio diría yo. ¡Y ahí estuvo el problema! Que no era ni mucho ni muy poco, simplemente no era nada. Ni agresivo ni pacífico, ni buena onda o mala onda, ni mateo o porro, ni bonito o feo, ni divertido o fome… ¡Era sólo Miguel!, parece que mi compañero en álgebra, respondí una vez.
En una ocasión que iba con mi papá por el mall, se acercó efusivamente a saludarme:
-Hola, ¿cómo estás?, me dijo.
¿Miguel y tú? ¿Por qué no fuiste a clases ayer? -¿A clases? ¡Sipo a clases!, le insistí. -¿Acaso no te acuerdas? Hace 2 meses que me cambié de universidad…
¿Les ha pasado?
Imagen CC Universo Ufes