Cuando uno estudia, el universo de compañeros es muy amplio y más de alguno habrá tenido un personaje con tales características: sentado en la segunda fila de la sala, siempre lo verás con unos imponentes audífonos en el cuello y moviendo la pierna derecha al compás de la canción que ya ha escuchado y memorizado. Al lado de su puesto, un amplio y cuadrado bolso que usa cruzado, siempre se ve pesado. Entre los cuadernos y libros, un día divisamos que también llevaba algunos discos.
En la mañana, lo primero que ves es su cabeza gigante (por los audífonos de cintillo), un iPod en la mano y la fuerte música que se aproxima. Es callado, muy callado, a menos que ande con deseos de conversar y narrarnos su último evento realizado.
En un comienzo, pensamos que era un poco autista porque cuando no estábamos en clases, siempre escuchaba música y movía las manos al mismo tiempo en cada ventana. Un día, nos designaron como compañeros de equipo y sin temor le pregunté: ¿fanático de la música electrónica? “Sí, porque soy DJ”, me respondió. ¿DJ? “Y animador”, con entusiasmo me volvió a afirmar.
Ese era Juan, el Dj y animador de fiestas, de mi curso de comunicación. Una tarde de aburridísimas clases, un compañero sugirió retirarnos antes e ir a pasar un momento de recreación en el departamento de una compañera. Juan, el Dj, se animó y con entusiasmo nos acompañó.
Cuando íbamos todos en la micro, Juan abrió su bolso y saco un parlante portátil. Lo enchufó en su iPod y comenzó a animar en medio del pasillo de una oruga del Transantiago. “¿Cómo está el ambiente?” “un grito las mujeres” “muevan los brazos los hombres” y cuanta frase más típica de show de discoteque…
¿Lo mejor? Cuándo realizó el concurso: "El Baile del Caño” y unas desinhibidas escolares se animaron a participar por un paquete grande de papas fritas, una bebida light y unas galletas de chocolate. ¿El viaje en micro? ¡Lejos el más agradable! y ¡el taco más amado! del Transantiago…
¿Cómo era su compañero el Dj y/o animador?
Imagen CC Merlijn Hoek