Estudiar es una de las situaciones que exige mayor concentración de nuestra parte ¿y qué ocurre? Bueno, descubrimos una nueva grieta en la pared, una hormiga caminando hacia la frutera o esa manchita de barro en la alfombra que justo, pero justo forma la inicial de tu nombre. La procrastinación es habitual en estos casos y por eso en Universitarios te presentamos las 10 cosas que todos hacemos cuando intentamos estudiar.
1.- Mirar fijamente tus zapatos.
Es el día antes del examen del terror. Esa mañana te levantas con mucha energía, pensando en lo bien que distribuirás tus horas para poder abarcar toda la materia. Esto, hasta que miras tus zapatos en el suelo. Están ahí, esperando a que te decidas a ponértelos, sin embargo un hambre filosófica te baja y te quedas observándolos en silencio por largo rato, aquellos cordones gastados y sucios con la última lluvia, ese pequeño desgaste en diagonal de la suela. Rememoras los carretes en que fielmente te han acompañado, hasta que te das cuenta que ha pasado media hora de tu valioso tiempo de estudio. Ahí viene la negación y la rabia ¿qué hacía mirando un zapato?
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2.- Síndrome de Marge Simpson
Miras la cocina y es un caos de platos sucios, migas de pan y restos de café, entras a tu pieza y sólo puede ponerse peor, la ropa desparramada por el suelo, la cama sin hacer, papeles sobresaliendo del escritorio. ¡Así uno no se puede concentrar! Entonces ¿qué haces? Te baja el síndrome de Marge y te pones a ordenarlo y repararlo TODO.
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3.- Abusar del destacador
Ya terminaste de ordenar, tu espacio sagrado vuelve a quedar reluciente, tus materias están ordenadas por cuaderno, guía y fecha de la clase, y entonces empiezas a leer y destacar de verde radiactivo lo más importante. El problema es cuando te das cuenta que lo destacaste el texto ENTERO.
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4.- Abusar del café
Cuando ya creías que tenías todo resulto ¿qué ocurre? el sueño ha ingresado a tu sistema, y la única manera de combatirlo es con unas buenas tazas de café, y algunos cigarrillos para la ansiedad.
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5.- Empiezas a revisar redes sociales
Primero se te ocurre actualizar tu estado en Facebook "leyendo mil páginas para el certamen de mañana, manden fuerza!", luego haces check in en Foursquare, para demostrarle a todos que estás en la biblioteca, sala de estudio o pieza. ¿Y si reviso Twiiter? y ahí te pegas mil horas porque ya mataron a algún famosillo nuevamente.
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6.- Te pones a pelear por Facebook
Directamente relacionada con la razón anterior, mientras revisamos Facebook es común quedarnos pegados en la discusión del momento, ya sea si estás a favor o en contra del aborto, de la gracia que se mandó el político de turno, la nueva carta abierta al pololo, al príncipe disney, a los turistas cochinos, etc, que si es tangananica o tangananá, en fin, cualquier debate de comentarios hará surgir tu espíritu argumentativo y redactarás tu propia declaración de principios, tan emocionante que hasta tu mamá se sentiría orgullosa.
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7.- Te baja el hambre
La cantidad de horas de estudio es inversamente proporcional al hambre que sientes, por el sólo hecho de pensar siquiera en estudiar, tu estómago ruge como un demonio, y los huevos del refrigerador, comienzan a hacerte ojitos.
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8.- Calcular cuanto tiempo necesitas para leerlo todo
Otro de los vicios en que caemos mientras estudiamos es empezar a hacer cálculos inútiles acerca del tiempo que nos queda para estudiar. -Ummmm, si me pongo a estudiar a las 5 de la tarde, y me leo un apunte cada hora, puedo finalizar a las 3 de la mañana y así tengo 5 horas para dormir. Pero no contabas con el último capítulo de Game of Thrones, el sermón de una hora de tu madre, las visitas inesperadas, que se cortó la luz con el temporal, que te dio diarrea con el exceso de café, y así, y así...
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9.- Te falla el computador
Finalmente, cuando logras concentrarte, tienes los zapatos puestos, la pieza ordenada, los destacadores a mano, te bebiste tres cafés con coca cola, revisaste Facebook y te sientes satisfecho luego de dos sándwiches de cecina con mayo, prendes el computador nuevamente para buscar aquella definición que no alcanzaste a anotar bien en tu cuaderno y TARÁAAAN, tu computador es presa de un taldo que lo deja temporalmente fuera de servicio.
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10.- Comentar quién está peor
Llegó el gran día. Estudiaste poco por pasarte pegado en pequeñeces, procrastinaste y diste rienda suelta a tu déficit atencional. En la sala, empiezas a conversar con tus amigos por quién estudió menos para la prueba. -Ay, yo no pude estudiar nada, se me cortó la luz, -Ah, eso no es nada, yo no abrí ningún cuaderno y no vine a ninguna clase. La situación es ver al que da más pena. Y tú solo puedes pensar en que te irá horrible.
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Ya saben chicos, no dejen todo para última hora, y para manejar el estrés les recomiendo visitar los mejores tips para combatirlo, AQUÍ.