Memorizar una contraseña puede ser más difícil que comer verduras cuando niño o que convencer a tu jefe para que te de un aumento, pero como todo en la vida, existe una solución. Sumado a eso, cerca de 50.000 sitios logran suplantar contraseñas durante cada mes, ocasionando grandes pérdidas monetarias.
La ciencia, amiga y enemiga de muchos, ha buscado métodos para que la memorización quede en el pasado. Por ejemplo, en un par de años podrás acceder a tu banco en línea sólo usando un tatuaje electrónico en tu brazo. Más impactante aún, en un tiempo más podrás digerir pastillas que difundan la contraseña a través de tu cuerpo ¿Cómo nos ayudará eso? No sé, pero los científicos son los expertos, nosotros no.
La magia de la ciencia
En el caso del tatuaje, este tendría componentes elásticos con sensores y una antena que se adhieren a tu piel. La antena transmite tu password a un lector electrónico en el momento en que interactúas con un teléfono o computador.
En el caso de la píldora, el ácido estomacal activaría su efecto. Ésta, ha sido creada para que funcione con un código que sería activado por un sensor en un computador, al rato de pasar por el esófago.
¿Por qué cambiar la forma de recordar las contraseñas?
Las personas tienen la tendencia de escoger contraseñas fáciles de recordar, por tanto, sencillas de adivinar y hackear. En un estudio donde 32 millones de contraseñas fueron reveladas durante una violación de seguridad, más de 290.000 fueron '123456'. Lo anterior, según mperva, una empresa de seguridad de California.
Una contraseña creada con seis letras minúsculas puede ser fácilmente descifrada, incluso por un usuario promedio de computador. En el caso de una más larga y compleja, con letras mayúsculas y minúsculas intercaladas, números y otros caracteres, tomaría cientos de años.
Sí, eso todos lo sabemos, pero seguimos recurriendo a las contraseñas sencillas porque, obviamente, son más fáciles de recordar.Por este motivo es que la ciencia está buscando nuevos métodos para retener contraseñas, algunas ya aplicadas en la actualidad y que son más entendibles que una píldora o un tatuaje.
Por ejemplo, tenemos el caso de bancos que un utilizan un aparato para generar un número de seguridad, conocido como token, que proporciona una segunda contraseña aleatoria que sólo funciona durante un par de minutos. Google, Apple o Paypal cuentan con este seguro sistema.
Algunas empresas han llegado más lejos y utilizan datos biométricos como una "segunda clave", aprovechando las aplicaciones de smartphones para realizar un reconocimiento de cara o de voz.
El único pero de estos métodos es que a los usuarios no les gusta las molestias y el tiempo que demoran en usarse estas contraseñas. Ellos quieren algo rápido y efectivo mientras hacen compras en línea.