Si las palabras: "La vida es demasiado corta para trabajar con idiotas" nunca han salido de tu boca, entonces puede que tengas muy poca memoria o simplemente no estás siendo honesto contigo mismo. A nadie le gusta trabajar con gente molesta.
Trabajar con idiotas no significa que esas personas sean tontas o faltas de intelecto, su idiotez va por otra parte: la actitud. Personas demasiado bromistas, que suben el tono de las conversaciones o les gusta hacer la vida imposible al resto
El lugar de trabajo es un crisol de diversa fusión de personalidades y perspectivas. Además, todo el mundo reacciona de manera diferente a las presiones, tensiones y a la incertidumbre de los mercados competitivos modernos.
Si quiere sobrevivir y prosperar en un entorno empresarial de ritmo rápido, tienes que aprender a manejar a todo tipo de personas, incluidas las que, para ti, son idiotas.
Mírate en el espejo
La gente generalmente busca molestar a las personas que consideran una amenaza. Siempre es una buena idea asegurarse de que tú no estás colaborando para que esa persona actúe así. Siempre se puede recurrir un tercero de confianza o preguntar directamente a la persona cuál es el problema específico que tiene contigo.
Resiste la tentación de etiquetar o juzgar
Una vez que creas etiquetas o pronuncias un juicio sobre alguien (aunque sólo sea en tu propia mente) eso sólo hace que sea más difícil de sacudir. Lo que es peor es inventar motivos de la nada. No eres un psiquiatra, no tienes ni idea de por qué las personas hacen lo que hacen, por lo que lo más probable es estar equivocado. Que alguien actúe como idiota no te da la cualidad para calificarlo como una persona que tiene problemas.
Abordar el problema, no a la persona
La confrontación es buena para los negocios, sólo si conoces las reglas del juego. Tal vez el más valioso principio de la confrontación constructiva es discutir siempre el tema y nunca hacerlo personal. Una cosa es decir que no te gusta la idea de alguien, pero si no te gusta la persona, la etiqueta de idiota se está quedando contigo.
Prioridades en orden
Los negocios son los negocios; no se trata de tú y tus problemas personales con alguien más. Concéntrate en tus prioridades y encuentra la manera más efectiva de conseguir el trabajo hecho. Después de todo, por eso te pagan.
Póngase en los zapatos de la otra persona
La herramienta más eficaz es escuchar con atención lo que la otra persona está diciendo y tratar de repetir de nuevo a ellos: "Déjame ver si entiendo ¿Estás diciendo _____?" Te sorprenderá la cantidad de veces en que una persona se arrepiente de lo dicho. A veces se habla antes de pensar y siempre hay que dar una oportunidad para que la persona analice si lo que dijo es lo que de verdad quiso sacar de su boca.
No se meta en batallas territoriales
No vas a llegar a ninguna parte en la vida mediante la protección de tu territorio laboral. Confía en mí. Podría parecer importante hoy, pero algún día mirarás hacia atrás y te preguntarás por qué le diste tanta importancia a las cosas que no valían la pena.
Tratar en tiempo real
Si bien a veces es bueno alejarse de una acalorada discusión, y dejar que las emociones se calmen, dejar los problemas en la carpeta de "pendientes" muchas veces es una mala idea. Hacer frente a los problemas de manera abierta y directa es el camino a seguir.
Mantén un expediente de todo
Tal vez las personas más difíciles de tratar son los actores políticos pasivo-agresivos, lo que significa que son agradables cuando están cerca de ti pero hacen lo contrario a tus espaldas. Si los confrontas, actúan como si nada o mienten entre dientes. La mejor manera de manejar esto es reuniones o situaciones donde haya registro de todo.
Como último recurso, siempre se puede renunciar. Pero si te encuentras diciendo: "La vida es demasiado corta para trabajar con idiotas" y terminas arrancando de cada empleo, hay una gran chance de que el problema seas tú.
Imagen CC vía andrewrennie