En la cartera de una mujer se encuentra de todo. Analgésicos, parches "curita", espejo e incluso desinfectantes, es solo cuestión de pedir.
Para ir a trabajar no tiene por qué haber excepción y siempre cargamos con cosas realmente extraordinarias.
Entre mis compañeros de trabajo, soy conocida como "la botiquín" porque siempre traigo conmigo remedios para cualquier malestar.
Si les duele la cabeza, el estómago o se cortaron un dedo, yo tengo la solución y los ayudo inmediatamente con su problema.
Para cuando desconocemos una dirección, tenemos una compañera que conoce todas las calles y direcciones de Santiago, sabe cómo llegar e incluso, qué micro tomar.
"La Maca" es el Mapcity humano y cuando nos toca salir a reportear, rara vez concurrimos al servicio que nos ofrece la web, sino que preferimos ir de inmediato a ella para que nos ayude.
Ella también nos colabora con los contactos. Si necesitamos entrevistar a alguien y encontrarlo se nos ha hecho imposible, solo hay que preguntarle a ella, pues, a todos los conoce o llega a ellos vía Twitter.
También tenemos a la "compañera mamá", que es aquella que nos cuida y nos da consejos cuando los necesitamos. "La Cata", siempre sabe cuándo algo anda mal y es ahí cuando se acerca y con una suave y tierna voz nos indica cuál es el camino indicado y qué es lo que podemos hacer para solucionar nuestro problema.
Es por esto y por muchas otras razones, que las mujeres nos hemos vuelto en seres "indispensables" dentro del ambiente laboral. Todos nuestros compañeros reconocen que los hemos sacado de muchos apuros y que sin nosotras, los problemas cotidianos serían muy difíciles de solucionar.
Imagen CC vía Jseliger2