En Chile estudiar y sacar un título profesional sale muy caro, a veces hablamos de cifras que superan la lógica de toda billetera. Por eso, no es extraño que se apueste por emigrar del país en busca de mejores oportunidades. Ese es el caso de la Educación en Argentina, una opción que últimamente ha sido escogida por un buen número de compatriotas.
Es que cuando culmina la etapa secundaria de cualquier estudiante en Chile se experimenta un periodo de ilusiones y sueños ad portas de iniciar el camino universitario, sin embargo, todo esto puede derrumbarse por un mal cometido en la PSU. Las posibilidades de ingresar a una buena Universidad disminuyen dramáticamente, obligando, en muchos casos, a optar por las instituciones “menos malas” del ámbito privado.
En 2009, con resultados en mano, para nada satisfactorios, surgió justamente ese escenario oscuro distante de lo que todo estudiante espera. Pero contrariamente a la elección típica mencionada anteriormente, emergió la posibilidad de postular a una carrera en Argentina, donde la educación pública es gratuita, y donde, incluso, los valores en instituciones privadas no son tan elevados como en Chile.
Ante ese escenario, la opción asomaba tentadora, sobre todo considerando que el otro camino iba a ser caer en una institución privada en Chile que gozaba de poco reconocimiento, y lo más probable, carecería de acreditación. Todo esto último terminó por convencerme y decidí probar suerte en la Universidad Nacional de La Plata.
Los primeros días no pudieron ser mejores, no lo digo por el clima ni por la buena atención de los habitantes del país vecino, más bien lo sostengo por la oferta presentada por la Universidad para estudiar Periodismo. No existía PSU o prueba de eliminación. Además iba a existir libertad para escoger los horarios. Una maravilla.
Uno de los temores pasaba por el costo de la vida, la educación no estrujaba la billetera pero, sin duda, iban a existir gastos que serían todo un misterio. Fue toda una sorpresa el costo de la alimentación. Si se busca bien, por menos de $100.000 se puede comer bien durante un mes, sobre todo si se sabe cocinar. Lo mismo para el alquiler de un lugar para vivir, la mejor opción es compartir, ya sea una habitación o un departamento, por no más de $150.000 se puede conseguir un lugar cómodo con todos los servicios para asegurarse por el primer año de adaptación.
Es que no siempre se puede viajar acompañado, por lo que se requiere un tiempo para conocer personas, generar confianzas y sobre todo disminuir costos. Es que tras un año en un país que no es propio ya se pueden hacer amistades y formar grupos para alquilar un inmueble a un precio más atractivo. Mientras más personas se suman, menor es el gasto mensual. No hay por donde perderse
Otro aspecto conveniente pasó por el transporte público, en Chile por pasaje no es menos de $600, en Argentina, no sale más de $200 cada viaje. Por lo que diariamente existe un ahorro que si es bien manejado puede ser sumamente beneficioso.
Ya son cuatro años en Argentina, no existe arrepentimiento por el camino tomado, fue la mejor opción dentro de lo que existía. A veces hay que arriesgarse y luchar para cumplir los sueños. Aunque sea lejos de nuestra patria. No olviden sacar su residencia temporaria apenas lleguen.
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