La verdad es que pasamos la mayor parte de nuestras vidas en la oficina. Al decirlo de esta manera, por supuesto que habrá más de uno que se sienta mal. Pero es la realidad. Y al estar confinados a esos ambientes, es normal que queramos sentirnos en casa en nuestro lugar de trabajo. Pero hay una diferencia grande entre comodidad y la decencia. Y aquí te exponemos las cosas que debes evitar hacer a toda costa en tu trabajo.
Si eres de los que hizo la oficina su hogar, puede que hayas adquirido algunas de estas malas costumbres, y no te extrañes porqué tus compañeros y tu jefe, te da más malas miradas de lo debido
Escuchar música a todo volumen: La música es el acompañamiento perfecto para cualquier jornada de trabajo y mientras más pesada, quizás más alegre debería ser para aligerar el ambiente. Pero recuerda que quizás a tus compañeros no les guste tanto tu selección de Metal Finlandés como a ti o simplemente sean de esos que necesiten estar en ambientes cayados para concentrarse y terminar sus tareas. Una palabra para ti: Audífonos. Te ahorrará muchos enemigos
Llevar comidas muy olorosas: Nada como una buena comida casera, pero si en tu casa el pescado frito con mucho ajo es el plato insigne, quizás deberías dejar ese manjar para los almuerzos o cenas familiares. Esas comidas súper olorosas dejaran la cocina o el cubículo con olores que de verdad nadie quiere compartir por el resto de la tarde. Por eso no se venden ambientadores con olor a "comida casera".
Cortarse las uñas: Puede que tu tiempo en la casa sea reducido, que de verdad el ambiente de tu oficina sea todo amor y fraternidad, pero cortarse las uñas va más allá de lo normal en términos de relaciones de oficina. Ese acto íntimo (y nada atrayente para el resto de los humanos) debe ser visto sólo por tu madre, padre, hermanos o pareja. Los demás simplemente no están invitados.
Uso inadecuado de los baños: Quizás estés en una onda muy ecológica y sientes que bajar el wáter cada vez que lo visitas es un gasto enorme de agua. Pero también es de suma mala educación dejarlo sucio para el próximo visitante. Así que a pesar que sientas que estás matando los manantiales con esta costumbre occidental de bajar el wáter, lo mejor que puedes hacer por tus compañeros es dejar ese espacio lo más limpio que puedas.
Meterse los dedos en la nariz: Vaya, es natural. Todos hemos pecado de eso. Hasta el más santo y pulcro. Pero una cosa distinta es hacerlo en la intimidad de tu hogar, viendo TV relajado en el sofá, que en tu cubículo de trabajo. Si eres uno de los "hurgadores de nariz compulsivos" trata de estar más atento de esta conducta, y si, pídele a tu compañero de confianza (Ese que te avisa cuando el jefe no está para que revises Facebook) que te dé un aviso cuando tu conducta "automática" haga manifiesto. Y si sientes una necesidad imperiosa de tocarte la nariz, pues para eso está el baño (o tu coche en el peor de los casos)
Ser el alma de la fiesta... todo el día: Todos necesitamos a alguien que nos dé un empujoncito de buen humor durante nuestra jornada de trabajo. Pero hay momentos para todo, y para los chistes también. Seguramente a pocos de tus compañeros les parecerá divertido escuchar bromas cuando les faltan minutos para hacer una entrega. Así que si eres una de esas personas tipo "alma de la fiesta" recuerda que hasta la felicidad extrema tiene sus momentos.
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