2 de enero de 2012. 11 AM. Lugar: un importante diario de la Quinta Región. Estaba sentado mirando el computador, nervioso miraba la pantalla y pensaba:“¿Cuál será mi primera misión?”. Mi editor se acercaba, “¡mi primera misión!, es hora de demostrar de que estás hecho”, me decía en mí interior.
-Claudio, ¿ves la página 28?, ¿la de la programación?- Me dijo mi editor. - ¡Si!, ¿qué debo hacer? - Pues, busca 5 películas del cable, un programa destacado de la TV abierta y has una reseña de 5 líneas cada una- y se retiró.
“Bueeeeena…. Genial, estudié 4 años pa’ esto”, pensé en modo sarcástico. Si, fue un pelín decepcionante, pero después mejoró. Oh sí. Empecé a hacer notas más entretenidas, porqué a pesar de esa mini decepción inicial, todo fue para mejor. Conocí a un montón de gente, con la cuál tengo historias entretenidas.
Me acuerdo de haber llamado a Miguel Barriga de Sexual Democracia, quien me hablaba como si fuera un vendedor de autos usados y hasta me preguntó cómo estaban mis hijos (¡?) Supongo que me confundió. Pero me reí mucho con esa entrevista, muy simpático y todo un personaje.
También, un día llegó Ronny Dance (¿mini viejazo universitario?) al diario, se acercó a mí y dijo: “A Ronny Dance (si, hablaba en tercera persona) no le han dado acreditación para el Festival de Viña. Tienes que averiguar el porqué, es muy importante”, y se fue… Demás está decir que cuando le dije a mi editor la “importante noticia”, me respondió: “¿y a quién le importa?, “a él, supongo”, respondí.
Una vez tuve la oportunidad de hablar en línea directa con Tito el Bambino, y la conversación empezó así: - “Hola Tito” - “Hola Papi, ¿cómo estás?”
¿PAPI? ¿EN SERIO?, como todo un profesional en entrenamiento, aguanté mi risa, pero me sentí como un chulo con bling bling y unas mujeres de lujo a mi alrededor. ¡Hey!, no me lean así. Si eres hombre y Tito te dijera “Papi”, también te sentirías así.
También hubo cosas feas, como cuando fui a la Playa Las Salinas a reportear un show del Caño. Obviamente, no objeté. Debo decirlo, mujeres muy sexys. Pero todo se fue a la cresta cuando salió el “Lolo” Peña en zunga y bailando el caño… no quiero hablar más de eso, quiero creer que nunca vi eso.
O cuando llamé a un músico local, que había insistido que lo entrevistáramos desde unos días atrás, y cuando me contestó, se escuchaban jadeos y dijo: “espérate mi amor… ahhh… ¿aló?”, yo pensé mentira que este personaje me contestó mientras tenía sexo, ¿por qué lo hizo?, ¿qué CRESTA le pasa?. Mal.
Pero lo que ustedes quieren leer, son los cagazos. Obviamente hubo, pero no taaaan grandes. Salvo uno, que mi editor me recordó hasta el día que terminé mi práctica. Resulta que se estaba rodando una película en Valparaíso, “Aftershock” de Nicolás López, y mi misión era saber un poco sobre el rodaje. A pesar que estaba al aire libre, la producción nos mantuvo a una gran distancia de donde se desarrollaba la filmación.
No vi a ningún actor conocido, por lo menos de la distancia donde me encontraba, así que asumí que eran extras, igual el fotógrafo hizo su pega “pa’ llevar algo”. Los extras se subieron a una van y se fueron del lugar, junto con todo el equipo. No pude tomar cuñas ni hablar con el director ni nadie de la producción, así que me fui.
Llegué al diario y le dije eso a mi editor, y él dijo “pucha, bueno”. Minutos después me llamó a su mesa de trabajo, me miraba con una sonrisa burlona como si me dijera “te quiero golpear, pero mejor me rio”, y me mostró algo de la pantalla de su computador, eran las fotos ampliadas que había sacado el gráfico. ¡SORPRESA!, mis supuestos extras eran: Ariel Levy, Andrea Osvárt (una super modelo húngara) y Eli Roth (director de la saga “Hostel” y actor de “Bastardos sin Gloria”).
Le expliqué que no los vi porque estaba lejos, y mi editor me miró y me dijo: “ve a tu computador, ¡YO HARÉ LA NOTA!”. “Se enojó el jefe, mejor me iré calladito”, pensé. Luego me agarraba pal’ leseo: “No había nadie famoso, decía. Eran puros extras, decía”. Me recordó ese incidente muchas veces, incluso en el carrete de despedida. La embarré poh… hay que admitirlo. Se me chispoteó.
Es hora de redondear y responder la pregunta del título, ¿fue una experiencia glamorosa?: sí. Por lo menos, yo lo pasé bien. Me pasaron mil historias y conocí a gente muy divertida y buena onda, y ahí supe que esta experiencia fue beneficiosa, porque lo pasé bien haciendo lo que siempre quise hacer, ser periodista. Y si uno lo pasa bien en la pega, es porque elegiste la carrera correcta.