No es que existan estadísticas que indiquen que la tasa de separación es alta en quienes tienen un negocio propio, pero creo que todos tenemos en claro que mantener en pie una empresa puede ser motivo suficiente para un quiebre de relaciones.
Algo tan demandante, como un trabajo, puede ser aún pero si su éxito depende de ti. Por eso, es entendible que uno se pase horas y horas dedicando tiempo a la empresa, pero no a la pareja.
De hecho, en matrimonios, las causas más comunes de divorcio incluyen temas como tensión financiera, la negligencia, la falta de comunicación u objetivos distintos. Otras profesiones mantienen a la gente lejos de casa y genera preocupación en la otra persona.
Las personas, más aún los emprendedores, van a las empresas a hacer sus propias cosas, mientras que una relación de pareja las cosas se logran de a dos. Muchas veces, cuando esas cosas no se compatibilizan, las cosas terminan yendo mal. Por ejemplo, un emprendendor/a que se dedica en cuerpo y alma a su trabajo e invierte mucho, puede ser juzgado por una pareja que ve en su trabajo un "juego" más que un trabajo. Así es como las perspectivas pueden destruir una relación. Si el empresario insiste en que está actuando en interés de su familia, pero el cónyuge cree que está actuando en su propio ¿Quién tiene la razón?
A veces, el espíritu empresarial cambia a una persona (y no para mejor). Dentro de una empresa nacen rasgos tales como el autoritarismo, el ego o la impaciencia. Por ejemplo, una persona anónima para Business Insider dijo que su esposa de 23 años al crear una empresa de éxito, la hizo sentir tan poderosa y segura, que ella se volvió arrogante.
Irónicamente, esta persona dijo que la emoción de comenzar un negocio inicialmente revitalizó su relación con mucha energía. Pero con el tiempo, como la adicción al trabajo de su mujer continuó, éste le preguntó si realmente quería un marido todavía. Ella respondió con un: " Ahora no. Tal vez más tarde."
En un sentido, los empresarios son como todos los demás que se divorcian. Ellos se comprometen a hacer las cosas de manera diferente la próxima vez. Muchos aceptan la culpa por tener prioridades sesgadas y prometen a sus futuros cónyuges atención. Hablan de citas nocturnas y aficiones comunes. Así que, como en toda relación, lo principal es el aprendizaje que deja.
Pero los futuros divorciados por culpa de un emprendimiento, un consejo: andar con cuidado.
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