Al fin llegaban esas ansiadas vacaciones luego de un largo año universitario. Mi nombre es Cristián y sólo deseaba viajar a Pucón, lugar donde mi familia tiene una cabaña.
Pasamos año nuevo en Concepción y viajamos con mi hermano y dos amigos de mi universidad, llegamos a destino y esa misma noche salimos a tomarnos algo a un pub, elegimos uno y entramos los cuatro. Entre cerveza y cerveza conocimos a un grupo de mujeres, justamente cuatro. Laura, Cecilia, Javiera y Macarena, todas muy lindas pero a mi me cautivó Laura, una chica morena. No me faltó la personalidad y de inmediato entablé conversación con ella; muchas cosas en común, música, deportes, series de tv. Cuando ya nos despedíamos nos dimos cuenta que ellas igual estaban en una cabaña cerca de la nuestra, así que caminamos todo el trayecto.
Una vez que llegamos invité a Laura a dar una vuelta a la playa, no sé en qué estaban los demás, me despreocupé de eso cuando ella dijo “si, vamos”. Ahí seguimos conversando de todo, pero no pasó nada, quedamos en que al otro día saldríamos a tomar algo pero solos, creo que fue algo así como amor a primera vista, pero no sabía si ella sentía lo mismo.
Nos juntamos en el centro de Pucón y decidimos ir a caminar. Nos fuimos a comer un helado para entablar la conversación, después de eso fuimos al lado de la playa a un pub cercano y nos tomamos una michelada. Me había dado cuenta que no le pregunté de dónde era ni qué hacía, ella era de Santiago y estudiaba Diseño Gráfico, tenía 22 años al igual que yo.
Con el correr de las horas fuimos dándonos cuenta de lo mucho en común que teníamos, ambos jugábamos básquetbol, nos gustaba el mismo equipo, así que decidí dar el paso y la besé, en mi mente ya se imaginaba a ella saliendo del local enojada; pero nada de eso pasó y ella me dijo que pensaba hacer lo mismo, pero me adelanté. Recuerdo que ese día caminamos mucho y la despedida fue eterna.
Ya esa semana seguimos viéndonos y entablamos una relación que no sabíamos si duraría o no, sólo vivíamos el momento, así fue durante todas las vacaciones, hasta que ella tuvo que volver a Santiago. Sólo atiné a decirle que la iría a ver y que trataríamos de ver si lo que teníamos duraría, pero con altura de miras, fue una triste despedida.
Cuando volví a Concepción seguíamos hablando y comunicándonos por Facebook, nos llamábamos por telefono, pero no era lo mismo... hasta que un día me llama y me dice que viajaba a conce. La fui a buscar y veo que llega con una maleta gigante, yo no entendía y me dijo que había encontrado trabajo en la ciudad y que se venía a vivir acá. ¡Era un sorpresa! sin duda la mejor que me han dado.
Ffinalmente no fue uno de los tantos amores de verano que uno puede tener, llevamos ya tres años de relación y seguimos muy bien. Ella trabaja en una empresa y yo me titulé en octubre del 2013. Estamos pensando en irnos a vivir juntos, espero que se puedan lograr todos nuestros planes que tenemos a corto plazo.
Foto CC vía Flickr