Reunirse a almorzar con un jefe puede ser agotador. No tanto por el almuerzo ¡es tu jefe! Y aunque no te guste, tu futuro laboral depende de cómo te relaciones con él. No es necesario que estés todo el día lavando sus zapatos, pero tener una buena conversación con él puede significar un cambio positivo en lo que sigue de tu trabajo.
No creas que tener una buena conversación con él signifique ir a su oficina y hablar de forma muy seria. A veces, conversar en los pasillos o en la sala de descanso puede ser muy fructífero. Sin embargo existirán situaciones en las que debes dejar la “buena onda” de lado y recibir instrucciones. No confundas las cosas.
Aquí te dejamos unos tips para tener un buen almuerzo con tu jefe y no morir en el intento:
1. Tiempos. Trata de que los tiempos sean adecuados para él y para ti. No quieres que alguien te interrumpa justo cuando se está riendo de alguno de tus chistes. Lo ideal es que ambos tengan el tiempo suficiente para alistarse y almorzar cómodamente.
2. Ten una lista. No para mostrarla. Sino que para saber exactamente lo que le quieres decir. Sólo puntos importantes, para que no se te olviden durante el almuerzo. Recuerda que si bien, la idea es generar lazos de confianza, también es demostrar tus ganas de trabajar.
3. Mantén la calma. Nada de emocionarse demasiado ni parecer que nada te importa. No hables mal de tus compañeros de trabajo. Crea un clima agradable.
4. No cortes la conversación. Deja que tu jefe te diga todo lo que tiene para decir. No interrumpas algo que puede ser beneficioso para ambos.
5. Evita los malos entendidos. ¿Cómo? Fácil. Repite lo que él dice, no todo, sólo aquello que te sorprenda o cause dudas. Así quedará claro que están hablando de lo mismo. No olvides preguntar si no entiendes algo, lo peor sería estar pensando cosas distintas.
6. Toma notas. Sólo lo importante o de las tareas que te pueda llegar a encomendar. Demostrarás ser proactivo y que se te pueden delegar tareas. Deja una buena impresión.
7. Nuevo almuerzo. Tal vez no alcances a conversar todos los puntos que querías. Pero que eso no te impida agendar otro almuerzo. Aunque si durante el almuerzo te das cuenta de que las cosas no están avanzando, trata de terminar con los temas pesados, y conversa de materias más fáciles de hablar.
Siempre es importante tener todo respaldado. No olvides que a pesar de ser un almuerzo, sigues hablando de trabajo. Envía un recuento de aquello que se habló y de los temas en los que ambos se comprometieron. Así ambos despejarán dudas y malos entendidos.