La vida de adulto conlleva un sin fin de responsabilidades que deben ser adquiridas para un correcto desarrollo social, de manera que la persona pueda potenciarse como un ser productivo, de manera contraria, el hombre no es útil en sociedad. El trabajo es la forma por excelencia del adulto de poder surgir, proyectarse, crecer y desarrollarse en diversos ámbitos de la persona.
Pero ¿Qué pasaba antes de todo esto? ¿Qué hacíamos cuando la vida parecía más sencilla? Es la pregunta retórica que nos invita a mirar hacia atrás yrecordar tiempos de mayor auge en nuestra vida, donde estábamos libres de la presión y necesidad de generar ingresos. Muchos extrañamos esos fines desemana eternos cuando eramos niños y la vida era un grato juego. Ahora también es un juego pero de muerte súbita.
El fin de semana es una de las cosas que más se extrañan cuando trabajas, ya que cuando se trabaja en turnos rotativos hay que estar totalmente resignadoa decir ¡Adiós! fin de semana libre. No queda de otra, tendrás que madrugar un sábado o peor aún, un Domingo.
Estar con la familia es otra cosa que extrañamos muchos quienes laboramos. El trabajo nos impide poder disfrutar de ellos de la misma manera en que lo hacíamos cuando no teníamos que regirnos por un duro horario de 8 horas al día con 1 o 2 horas de colación.
Mirar tus programas favoritos es la primera renuncia que debes estar dispuesto a realizar. El horario nos marca la hora de ingreso a las 8 a.m y ya es muytarde, por lo que mirar televisión es una pérdida de tiempo. Cuando regresamos en la noche ya estamos demasiado cansados para poder terminar esa película buenísimo que está sintonizada en la caja tonta.
Dormir hasta tarde es un hábito que se ve interrumpido por el reloj biológico con el que se configura en nuestro cerebro. Es tu día libre y puedes dormir todo lo que quieras, pero no sabes por qué te despiertas de golpe a las 8 de la mañana, más aún, con la equívoca sensación de que ya vas tarde al trabajo.
Reducir tus carretes es un acto obligado de responsabilidad cuando se toma el compromiso laboral. Si antes carreteabas todos los días o día por medio,ahora se reduce a la noche posterior al día libre, cuando también estamos demasiado cansados como para estar hasta que las velas no ardan.
Tener tiempo libre es un regalo preciado que se tiene cuando no tienes un trabajo. Poder disponer libremente de tus horarios, hacer las cosas en el momento que gustes, como tú quieres y donde quieres, no tiene precio. Pero ahora, todo está programado y el poco tiempo libre que hay, se divide para poder abarcar todas las responsabilidades.
Poder comer tranquilo y con tiempo es un lujo. No tener que estar apurado porque te quedan 20 minutos para almorzar y ni pensar de una siesta o un espacio para el reposo. Finalmente la comida no se aprovecha como debiera. Nuestra cabeza no está en el plato, sino en el reloj.
Y tú ¿Qué extrañas de cuando no tenías que trabajar?
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