Por Álvaro Véliz Marín
Ya han pasado 3 años desde que presenté un proyecto en el primer programa que realizó start-up chile, ese que dio el inicio a un fenómeno que recién este último tiempo he logrado entender y que a continuación voy a analizar.
Al principio creí que se trataba de una "burbuja del emprendimiento", algo así como un espacio-tiempo que alberga a muchas personas que quieren ser exitosas de la noche a la mañana realizando plataformas web. Pero estaría siendo generoso con nuestro país, porque todos sabemos que para emprender en Chile hay que pasar por encima de tres procesos, a los que gentilmente le llamamos “barreras”:
1) Organizaciones Gubernamentales que fomentan el emprendimiento;
2) El tiempo de espera dado por la burocracia de las organizaciones;
3) Las tediosas leyes chilenas.
Si podemos hacer frente o al menos obtener el apoyo de una organización que nos guíe, es muy posible que logremos emprender.
LA HISTORIA DE LA MODA
Esto le pasó al amigo del amigo de un amigo. Se trata de de un joven recién titulado y que al dejar la Universidad, decide demostrarle a su viejo -ese que le pagó la carrera completa- que puede ser "exitoso" en la vida. Este joven decide contarle a sus compañeros de plan común su gran idea y luego de unos cafés, deciden armar el proyecto que "la va a romper".
El proyecto se trata de una red social para hurones, la nueva mascota de moda en Chile. Estará integrada con Facebook y Twitter y para generar ingresos, se les va a cobrar por usar la aplicación mobile y usarán publicidad.
- ¿Y las lucas? - preguntan sus compañeros. - Pucha, mi viejo igual me puede pasar un poco, le pido 2 palos y arrendamos un servidor en Estados Unidos, después le metemos más plata. - ¿Y el programador? - preguntan sus compañeros. - Buscamos un practicante y le damos un porcentaje, así va a trabajar feliz gratis. - ¿Y como nos hacemos conocidos? - preguntan sus compañeros. - Buscamos a alguien que tenga muchos seguidores y le pedimos RT, también podemos pagar por likes en Facebook, esas cosas siempre resultan. - ¿Y si conseguimos fondos? - preguntan sus compañeros. - Podríamos ir al Movistar o al Startup, ahí nos pueden dar lucas si el proyecto es super bueno e innovador.
Y así es como el joven emprendedor sale de su casa a buscar la vida y se junta en la azotea de un edificio grande donde hay mucho gringo y gente con computadores. De pronto se le acerca una joven que le pregunta:
- ¿Oye? ¿Y tú qué estilo eres? ¿Hipster, Rapero, Hardcore... - "En verdá, yo soy emprendedor". Queda como campeón, toma su iPad y se va.
A la hora del "Demo Day” -el día que presentas el proyecto- saca a relucir toda su labia y desplante, acompañado de buenos conceptos en inglés como "Feedback", "Cobranding" y otros más complejos como "Endorsement", palabras que sólo los más osados suelen usar.
Al momento de defender su idea, los jueces le preguntan sobre el impacto de su proyecto, la masa crítica, e incluso le incluyen otros términos complejos como "Escalamiento" y "Sustentabilidad". El joven no sabe cómo argumentar sus respuestas y luego de la deliberación, su sueño queda destrozado.
Llega a su casa de noche, triste y cansado, analiza la situación y escucha la última canción de los Capital Cities, esa, la del comercial. Abre su Twitter y al ver el perfil de una joven influyente en internet, decide cambiar los hurones por gatos.
EL FALSO ÉXITO
No hace falta explicar que la historia anterior es una exageración de la realidad. Sin embargo, de alguna forma evidencia la necesidad que tienen algunas personas por “hacerse” exitosas de la noche a la mañana o de ser reconocidos por algo.
Esa sed por el éxito repentino es la que nubla la vista y desenfoca, te hace creer que eres único en el mundo y que tu idea es la mejor, te alieniza y te hace sentir especial. Todo muy lindo hasta que abandonas a todos tus esfuerzos e ideales sólo porque una comisión de jueces lo decidió.
Acá es donde hago el análisis y escupo mi crítica: los emprendedores no son esas personas que se hacen de la noche a la mañana. Son esos que con trabajo duro, enfoque y experiencias sacan adelante sus ideas hasta llevarlas a un punto donde se puedan mantener independientes. Para emprender no creo que sea necesario salir de la U y tener capital, para emprender necesitas una idea y mucho trabajo.
Estoy seguro que asociaciones como Start-up Chile efectivamente potencian el emprendimiento y la innovación, pero el problema es que es exclusivo porque no está dirigido a toda la sociedad, hay requisitos tan básicos como el lenguaje -basta con saber que la página está totalmente en inglés- y otros más específicos relacionados a conocimientos de negocios. Además, el proceso es tan seductor que todos terminan por creer que esa es la única forma de sacar adelante una idea y ser dueños de un falso éxito.
LA OTRA PARTE DE LA HISTORIA
En lo personal decidí dejar de postular a este tipo de concursos, incluyendo las "hackatones", porque no necesito un día específico para emprender ni tampoco prepararme para hacerlo. El momento llega solo y la decisión la toma uno.
Además, no busco hacer una empresa que la rompa del día a la mañana ni busco hacer una Killer App que me llene de éxito y reconocimiento. Busco hacer lo que me gusta y si es posible, de manera orgánica.
En la actualidad estoy viviendo del emprendimiento. Tengo participación en una empresa que lleva 10 años de oficio, el crecimiento ha sido orgánico y no ha necesitado de Inversionistas Tiburones que nos pidan el 60% de participación por un par de palos verdes, y eso ha cambiado mi forma de ver el emprendimiento.
Me niego rotundamente al éxito pasajero y los invito a empujar sus ideas en base al trabajo y al crecimiento orgánico. Así, no solamente estarán siendo parte de una forma distinta de hacer las cosas, sino que estarán fuera de la burbuja y vivirán su sueño como quieren que ustedes sea.
Álvaro Véliz Marín Ingeniero Informático Twitter: @alvaroveliz Sitio web: Alvaroveliz.cl