Hoy 25 de diciembre el mundo judeocristiano celebra un aniversario más del nacimiento del primogénito de Dios. Creyentes y no creyentes, se reúnen junto a sus familias para compartir de una noche especial, tal vez la más importante del año. Cenas navideñas, regalos, árboles adornados y bellos pesebres son parte de la indumentaria de los hogares del mundo entero.
Sin duda, son los niños quienes más gozan esta fecha con la expectante ilusión de la visita de un anciano obeso vestido de rojo que transportado por unos renos y proveniente del Polo Norte, llega a repartir regalos para todos. Tiene distintos nombres: Santa Claus, Papa Noel, San Nicolás, Viejito Pascuero.
Muy diferente es la historia cuando crecemos y descubrimos que en realidad no era San Nicolás quien traía los regalos, sino nuestros padres o familiares. La Navidad pierde un poco de su magia y se transforma en una fiesta familiar común. Creer en algo siempre engrandece el alma de las personas. Será de asombro para muchos saber que Papa Noel sí existió. Fue un hombre de carne y hueso llamado Nicolás. Nació alrededor del año 300 D.C. en Licia, Turquía. Hijo de una familia muy rica, quedó tempranamente huérfano, heredando una gran fortuna la cual repartió entre los pobres y se convirtió en monje. Fue nombrado obispo católico de Turquía y se hizo popular por su amistad con niños y pobres. Solía regalar dulces y presentes a los niños, desde ahí ganó su fama.
Se cuenta la historia de que en Mira, ciudad donde fue obispo, vivía un anciano con sus tres hijas. Era una familia muy pobre y el anciano padre no tenía para la dote de sus hijas, las cuales terminarían siendo solteronas y prostitutas, según tradición de la época. El obispo Nicolás, al enterarse de la situación y siendo hombre de gran fortuna, quiso interceder.
Para la época, era muy difícil tener más de un par de calcetines, por lo que muchos las lavaban y las dejaban junto a la chimenea por la noche para que se sequen junto al calor del fuego. El obispo –desprendido del interés material– decidió ingresar varias noches a escondidas al hogar de éstos y llenaba con monedas de oro las calcetas de la necesitada familia.
Una de esas noches, el padre de familia encontró al obispo depositando monedas en las calcetas y dispersó la noticia. Finalmente, y gracias al aporte recaudado en las calcetas, el padre pudo tener dinero suficiente para casar a sus hijas y liberarlas de un mal porvenir. De ahí nace la tradición dejar botas navideñas en las chimeneas y llenarlas de dulces. También es la razón de la invención de las monedas de chocolate. San Nicolás, Obispo de Mira, murió en el año 365 D.C. y sus restos mortales se encuentran hoy en la Basilia de San Nicolás (Basilica di San Nicola) de la ciudad italiana de Bari. Más tarde fue proclamado santo y su figura es venerada en diversos puntos del globo, teniendo a la fecha más de 2.000 templos consagrados a su protección.
Así que ahora no podrán decir que el VIEJITO PASCUERO es una simple invención. Podrán contar a los suyos que fue un hombre común y corriente que hizo de su vida una entrega generosa a los más necesitados y su recuerdo permanece después de muchos años.
Y tú, ¿conocías la historia tras el personaje de Papa Noel?
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