A pesar de que las jerarquías nos indican que un jefe es nuestro superior, eso no significa para nada que debamos plantearnos en inferioridad cuando discutimos ciertos temas con él. Esto, principalmente, porque ningún líder es perfecto y todos necesitan retroalimentación constante de cada uno de los trabajadores en una empresa.
Claro, hay jefes que sienten perfectos, pero no lo son. Y, a veces, hay que hacérselos saber. Lamentablemente, muchas experiencias de trabajadores conversando con jefes son desalentadoras ¿Por qué? Por el temor evidente que existe al enfrentarse a alguien "superior" y el miedo a las represalias por decir algo que le moleste o por parecer que tenemos muchas quejas. Junto con eso, también existe la posibilidad que los jefes ignoren los reclamos, básicamente porque no nos consideran capacitados para opinar.
Para enfrentar estas difíciles situaciones, hay algunos pasos que puedes tomar para estar seguros de que cualquier conversación de retroalimentación es a la vez diplomático y productivo.
Considera los costos y beneficios
Si hay algo que he notado, es que en los últimos años los trabajadores están más decididos a decir lo que piensan a sus empleados. Como resultado, mucha gente también comenzó a decir cosas que no se deben, o sea, se pasó de un extremo a otro. También pasa que no se dicen las cosas de la forma correcta.
A pesar de que la retroalimentación es importante para ambos, hay que tomarse el tiempo para considerar cuándo y cómo se deben llevar a cabo las conversaciones. Cómo afectará eso realmente a tu jefe y a ti, y si esa información va a terminar ayudando o perjudicando al equipo. Escoge tus batallas muy bien. De esta forma, tendrás la capacidad para conversar con tu jefe, teniendo la mentalidad de uno.
Cuando quieras hablar con tu jefe, primero escríbelo.
Muchas quejas pueden costar tu trabajo, por lo que debes tener claro que lo que dirás vale la pena hacerlo. Una recomendación de calidad es escribir tus pensamientos en un papel antes de conversar directamente. Este, es un consejo que la gente aplica para un sinfín de situaciones.
Anota ideas, como pensando en un discurso, centrándose en las cuestiones que de verdad crees que son criticables de la empresa o tu jefe junto con, obviamente, los argumentos que te respalden. Si te vas a quejar porque sí, mejor quédate en silencio.
Siempre mantén la discusión en los temas que desde un principio deseaste tocar ya que, cuando comienzas a anotar tus ideas, comienzan a surgir otras cosas que podrían ser tentadoras de conversar, pero que mejor las guardas para otra ocasión.
Por último, estas ideas siempre mantenlas en privado, porque este es un tema de pocos, no de muchos.
Practica el respeto
Practicar el respeto debe estar en nuestra mente hasta en los momentos en que estamos más molestos. Es evidente que nuestras palabras van a tener que ser más suaves que nuestros pensamientos, pensando en las quejas que queremos plantear. Puede parecer obvio, pero si practicas la retroalimentación y no empiezas desde el respeto, podrías ser totalmente ignorado. Habla con los jefes como un similar, pero siempre manteniendo las buenas palabras.