Si eres dueño de un negocio o simplemente amas tu trabajo, tendrás una carga laboral que muchas veces puede interrumpir otros momentos de tu vida, como el estar en familia o las vacaciones.
No solo la sobrecarga laboral existe, sino la adicción a este también. El concepto de equilibrio vida/trabajo, para muchos trabajadores no existe, porque no es útil para su desempeño. Si eres adicto al laburo, debes saber que existen límites que hay que crear para que esto no afecte tu vida, pero más importante aún, debes reconocer que estos los impones tú mismo.
Acá tienes tres consejos de Ed Batista, un adicto al trabajo asumido, para reconocer los límites que debes crear para que el empleo no consuma (y destruya) tu vida.
Establecer límites temporales
El tiempo es el factor clave para tener el control de tu vida. Es allí donde debes establecer el primer límite. La idea aquí es reservar ciertos momentos de tus días exclusivamente a la familia y amigos, a la actividad física y otras situaciones no laborales.
Batista dice que la principal diferencia que hay que establecer no es la cantidad de tiempo que dedicaremos a estas a actividades de ocio, sino que el límite hay que dejarlo en que este tiempo debe ser totalmente ininterrumpido. No importa si agendamos 1 o 10 horas al día para estar con la familia, lo que sí es importante es que nos dediquemos en un 100% a eso.
Mantener los límites físicos
Es necesario crear las fronteras físicas entre tú y el trabajo. Estos, aseguran que mantengamos una real distancia entre la oficina y el resto del mundo, cosa que al salir de la primera, nos olvidemos completamente del trabajo. En este sentido, Batista aclara que cosas como, revisar un mail o responder uno, no forman parte de esos límites, pues pueden ser situaciones muy importantes. Lo importante acá es dejar claro que la adicción se queda en la oficina y el trabajo fuera de ella debe ser sólo en casos excepcionales.
Crear límites cognitivos
Por último, se debe aprender a controlar dónde está tu atención cuando los otros límites están establecidos. Estos, ayudan a resistir la tentación de pensar en el trabajo cuando estemos haciendo las otras actividades.
Este límite debe ser el más difícil de establecer porque requiere un esfuerzo para que la concentración se mantenga donde tiene que estar. No es cosa de decir "ya, desde hoy no pensaré en el trabajo en mi casa". Exige adaptación.
Para esto, Batista recomienda practicar la meditación, porque esta ayuda a la capacidad de controlar y dirigir tu atención. Este, es el paso final para lograr que tu adicción al trabajo no destruya tu vida.