Cuando ya han pasado algunas horas desde el término de la rendición de la PSU, la incertidumbre de saber cómo te fue es inevitable, más aún cuando esta es la segunda vez que realizas y tienes puesta todas las expectativas en un buen resultado.
Lamentablemente, si a pesar de que te preparaste todo el año, entrando a un preuniversitario, realizando facsímiles o respondiendo todos los ensayos PSU habidos y por haber, sientes que te fue mal, no tienes que echarte a morir.
En primer lugar, ni se te ocurra pensar que eres tonto porque te fue mal en la PSU. Esta prueba está diseñada sólo para el ingreso universitario y no para la medición de la “inteligencia”. En este sentido, el sesgo en preguntas y el alto margen de error de esta prueba.
Lo segundo que debes pensar es que no eres el único que le ha pasado. No es que te tengas que apoyar en fracasos ajenos para sentirte mejor, pero muchas veces cuando pasas por situaciones así, sientes que el mundo se te viene encima y que no saldrás de esta.
Ahora, si definitivamente te fue mal, debes plantearte todo nuevamente. Es un nuevo año y los intereses pueden haber cambiado. Pensar qué carrera estudiar, dónde hacerlo y por qué no, si es que realmente quieres estudiar, son preguntas que debes realizarte. Incluso, existen alternativas de estudios sin tener que rendir la PSU.
Si decides continuar con los objetivos del año anterior, entonces debes reinventar la forma de cómo prepararte, porque más allá de que puedes dar la PSU cuantas veces quieras, tampoco es agradable tener que esperar un tercer año para ingresar a los estudios superiores.
En este sentido, haz un recuento de qué hiciste mal y qué hiciste bien. Si reconoces sin problemas los errores que cometiste en tu preparación, será mucho más fácil estudiar para la próxima PSU.
Por otra parte, considerando que tendrás un nuevo año sabático, y que tu profesionalización será un poco más tarde que la del resto, es muy importante que asumas otras responsabilidades que te ayudarán a tomar confianza. Estas pueden ser trabajar, entrar algún taller, participar de organizaciones sociales, etc.
¡No te atormentes!, los años pasan volando y no te darás ni cuenta cuando logres entrar a estudiar y ya te encuentres trabajando. Quizás, tu mala PSU puede ser la puerta que te abra nuevos caminos que aún no conocías y descubrir que lo que realmente te apasiona no se estudia en la universidad. Al fin de cuentas, todos los procesos, por difíciles que parezcan, te harán crecer y aprender mucho más.
Y tú, ¿qué harás si te va mal en la PSU?