Los que llevan amplia trayectoria en el mundo laboral, sabrán narrar de manera perfecta la influencia de un “buen” jefe. No obstante, la realidad no es tan amable y durante nuestro paso por las empresas, nos encontramos como muchos personajes diferentes. Muchos jefes no son lo que nosotros esperamos.
Ser jefe no significa ser la figura del desprecio. Un jefe cercano, que sabe que la autoridad no significa despotismo es clave para el éxito del proyecto. Está demostrado que para ser un buen líder (jefe) se debe tener muy desarrollada la inteligencia emocional (comprensivo, motivador y con sus impulsos controlados). Ratifica este dato una cifra publicada por un diario español, en el cual se determinó que durante 2012, 800.000 mil personas descargaron de internet material para “aprender a ser un buen líder”.
Ahora bien, soñar es gratis y qué mejor que entrar en ese mundo onírico e imaginarse al jefe perfecto. Aquel que nos motivaría cada día para empezar una jornada con una sonrisa de oreja a oreja. Claro que todos tenemos modelos arquetípicos de ensueño diferentes, que se ajusten a nuestra realidad, pero en general, éste sería el sueño de cada género:
Para las mujeres: Un hombre atractivo, sensible, atento, cariñoso. Dispuesto siempre a escucharlas y comprenderlas. Un hombre con sentido del gusto y la estética. Que se vista bien, que sea un caballero a la antigua y que por sobretodo, sepa ser un profesional en todos los aspectos.
Para los hombres: Un tipo “amigo de los amigos”. Que ordene trabajar hasta mediodía cuando haya partido y que a fin de mes, haga un asadito en casa. Los hombres prefieren ver en la figura del jefe un hombre sabio. Que no necesite imponer su jerarquía para obtener respeto. Les agrada la figura de un hombre del cual puedan aprender y crecer en base a la humildad, el respeto y la cercanía.
Un trabajador de que siente a gusto en su lugar de trabajo siempre rendirá mucho más que uno que está atemorizado o bajo presión.
Y para ti ¿Cómo sería el jefe soñado?
Foto Creative Commons: Flickr.com