De los trabajadores pueden salir grandes aportes para el beneficio de la empresa, ya que son ellos quienes de lunes a viernes se encargan de mantener la maquinaria andando para que todo siga andando correctamente. Lamentablemente, existen muchos "líderes" que consideran que el trabajador sólo debe hacer lo que se les encargo y entre esos deberes, no se encuentra el de opinar.
La verdad es una: todo empleado quiere ser escuchado. Ya sea una queja, aporte u opinión cualquiera, un trabajador necesita ser considerado parte de la empresa y no por debajo de ella.
Los jefes de hoy, no importa el poco tiempo que puedan tener, deben hacer un espacio en su agenda para escuchar la voz de sus empleados. Algunos líderes ni siquiera conocen el trabajo que hacen los miembros de su misma empresa ¿Puede funcionar así un negocio? ¿Cómo puede un jefe poner más atención a sus empleados?
- En primer lugar, no es una obligación crear largas reuniones o eventos especiales para saber cómo están tus empleados. A veces, simplemente necesitas dar una vuelta más seguido por el lugar de trabajo, para saber lo que está ocurriendo. Generar instancias para discutir temas puede resultar incómodo para los trabajadores, por lo tanto, lo más recomendable es que primero escuchemos "a distancia" las opiniones de la gente, para luego comenzar a crear instancias más cerradas.
- Otro detalle es que, muchas veces, los trabajadores no quieren respuestas o soluciones, sólo quieren ser escuchados. Existen empleados que sólo quieren saber si es que hay empatía por parte de la persona que los lidera, que por lo menos tengan la seguridad de que sus quejas serán bien recibidas, aunque no existan las soluciones de momento.
Los jefes deben tener en cuenta que no siempre hay que saber reparar los errores, sólo hay que tener en mente que existen. Esto pasa, principalmente, porque los trabajadores son lo suficientemente inteligentes para crear sus propia soluciones y, en verdad, sólo necesitan que alguien más los escuche, especialmente el líder.
- Escuchar antes de regañar. Un mal de los empleadores es siempre dar un sermón negativo cuando un trabajador no está rindiendo y presenta falencias, cuando el problema podría no ser él/ella. Por ejemplo, un empleado podría no estar rindiendo como se espera porque no tiene las herramientas necesarias para un buen trabajo o porque existe una mala organización de su calendario, dada por la empresa. Este trabajador no se quejará, porque piensa (con toda razón), que el empleador no hará más que retar.
¿Qué sucede aquí? Un buen líder debe acercarse más a algunos trabajadores para saber qué es lo que realmente esta sucediendo y no pensar inmediatamente que el culpable es el empleado. El jefe debe dar ayuda especializada, encontrar soluciones en conjunto con el trabajador y darle a entender que sus puntos débiles no son motivo de vergüenza.
Finalmente, saber cómo y por qué escuchar a tus empleados te dará la llave para ver la productividad de tu empresa crecer a ritmos que nunca te hubieses imaginado. Un líder que entregue estas seguridades tiene gran parte del éxito asegurado