El movimiento estudiantil y los cuestionamientos hacia las acreditaciones, sugirieron que ingresar a un programa universitario no garantiza calidad ni un futuro exitoso. Además, hoy son cada vez más los jóvenes que se están decidiendo por estudiar una carrera técnica. En este sentido, académicos de la Universidad de Chile realizaron un estudio que indagó en los escenarios que esperan a los egresados de las distintas instituciones.
La investigación no sólo distinguió entre institutos profesionales (IP), centros de formación técnica (CFT) y universidades, sino que los dividió en seis grupos: universidades tradicionales de altos puntajes en la PSU; privadas que exigen PSU ; privadas que no cuentan con requisitos de ingreso; tradicionales de bajos puntajes PSU; además de los IP y CFT.
Para llegar a los resultados, los sueldos de los egresados no se compararon entre sí, sino que se intentó simular qué hubiese ocurrido si solamente contaran con la enseñanza media, considerando el perfil de cada joven.
El estudio concluyó que los egresados de todas estas instituciones obtuvieron rentas más altas, en comparación a que si sólo se hubieran quedado con cuarto medio. Pero entre ellos obtuvieron resultados dispares. Desde esta perspectiva, los que recibieron sueldos más altos fueron quienes estudiaron en universidades tradicionales, seguidas de los institutos y las privadas que exigen PSU.
Mientras que en el otro extremo se ubicaron los titulados de casas de estudio privadas y tradicionales de bajos puntajes. “Los titulados de institutos tienen ingresos mayores en alrededor de un 15% del salario, lo que equivale a alrededor de 60 mil pesos mensuales, en comparación con los egresados de universidades privadas masivas”, explicó Alejandra Mizala, autora del estudio. De esta forma, se determinó que un egresado de un plantel tradicional, gana en promedio $600 mil al mes, al séptimo año de vida laboral, un 46% más que si no hubiese ingresado a la educación superior. Situación similar a la de los titulados de una U privada, quienes ganan un 42% más que si se hubiesen quedado sólo con la media, obteniendo $523.000 de salario promedio.
Mientras que quien estudió en un IP, puede llegar a promediar $458 mil de ingresos, un 45,7% más que si nunca hubiese continuado estudios superiores, más que el 34% de quienes egresaron de un CFT. En este último caso, la renta se estimó en $377 mil.
Finalmente, los egresados de planteles privados que no piden la rendición de la PSU, obtuvieron un tercio más en comparación a no haber ingresado a la U, promediando $430 mil. Mientras que los titulados de instituciones tradicionales de baja selectividad lograron $418 mil, sin que se registraran diferencias en las remuneraciones si es que no hubiesen ingresado a la educación superior.
Conclusiones que nos recuerdan cómo la ampliación de la matrícula de educación superior, trajo consecuencias indeseadas. Así son miles los estudiantes que se endeudan estudiando en instituciones que no son capaces de asegurarles todo lo que prometen. Además, nos entrega una nueva confirmación del futuro auspicioso que pueden entregar muchos de los programas de educación técnica, mucho más baratos y cortos que los universitarios.
¿Qué te parecen las conclusiones de este estudio?