Nadie nace sabiendo cómo ser un buen jefe. Este cargo es uno de los más delicados que hay porque se tiene la responsabilidad de trabajar con un equipo, dar órdenes y éstas no siempre son bien recibidas, o no siempre se dan de la manera correcta.
La mayoría de las veces el jefe era un empleado común y corriente como el resto del equipo, pero un día por su buen desempeño, fue ascendido. Al principio sus compañeros tienen un comportamiento empático con él, pero con el paso del tiempo las historias maléficas se comienzan a escuchar por los pasillos de la oficina.
A continuación te contaremos algunas de las características que tienen los malos jefes.
-Falta de respeto y prepotencia. Cuando el jefe no deja a sus empleados hablar y explicar sus puntos de vista, y por el contrario, los sanciona y humilla delante de todo el equipo, es una de las faltas más grandes que se pueden cometer. De esta manera, los empleados no harán ni siquiera el esfuerzo por explicar malos entendidos y defender sus posturas, deteriorando rápidamente la confianza en el jefe.
-Robar el crédito de los empleados. En el mundo laboral, todos quieren impresionar a todos. Los empleados al jefe, el jefe a los gerentes, etc. Cuando el jefe se apropia de las buenas ideas de su empleado estrella, además de incitar el odio, es muy probable que pierda a ese empleado ejemplar, y éste decida irse a la competencia o iniciar su propia compañía. Por no respetar las reglas del juego, el jefe puede perder futuros negocios y parte importante de su equipo.
-Delegar sin realmente delegar. Todos quieren que el trabajo se realice con éxito, especialmente los jefes. Pero a veces, ellos sienten que nada funciona si no están presentes. Y esto se nota cuando deciden delegar alguna tarea a otra persona, pero en realidad no delegan nada y siguen dando órdenes. Esto produce un gasto de energía, confusiones sobre quién es el responsable y bajas en los rendimientos.
-No hablar claro. Muchos jefes se caracterizan por hablar con rodeos y entregar mensajes poco claros, dejando sobre la mesa indirectas que en realidad sí quieren entregar algún tipo de mensaje a alguien determinado. Esta situación es bien recurrente en el mundo laboral y crea variadas confusiones.
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(foto via Erik Herbert )