Hace unos días se abrieron las urnas de votación en la primera vuelta de la Pontificia Universidad Católica de Chile, donde el resultado no sólo favoreció – de forma contundente – al movimiento gremial 1A, sino también, alejando a Solidaridad en el tercer lugar por sólo 50 votos de la Nueva Acción Universitaria (NAU).
Podemos intentar explicar este fenómeno de diversas formas, entre ellas, un desgaste político producido después de 5 periodos donde la Nueva Acción Universitaria se mantuviese en el poder de la PUC, también, la sensación que tienen los estudiantes con el desarraigo que estos han tenido con su Universidad, desvinculándose casi de ella en pos de los asuntos nacionales y, por sobre todas las cosas, la impresión que muchos tienen que, si estos salen en su casa de estudio, favorecerán a la candidata – ya segura presidenta – Michelle Bachelet.
Con un total de 2.949 votos contra 2.657, la lista gremialista 1A logró anteponerse a Nueva Acción Universitaria, quienes casi no logran llegar a una segunda vuelta, ya que Solidaridad logró conseguir 2.600 votos en la Pontificia Universidad Católica de Chile.
Intentemos prolongar un poco más esta situación, por lógica – todavía confío en la humanidad – si en la Universidad de Chile se repite una situación similar, por antonomasia los más perjudicados con la subida de Bachelet al poder son quienes los apoyaron, como es el caso de los comunistas, sin embargo, con lo extraña que es la política en Chile (y en todos los países del mundo donde prima La Ignorancia Racional), a todos los miembros de una izquierda relativamente moderada, se les asociará con la candidata muda y eso impedirá que recaben los votos para obtener un cupo, generando 2 panoramas: Los “ultras” de un lado, o del otro, tienen más posibilidades de salir electos en un puesto.
Sigamos elucubrando un poco más, considerando que las entidades tradicionalmente de izquierda se radicalizarán en sus posturas, además, las Universidades privadas tenderán a trasladarse a la “derecha” en estas elecciones, cambiando la típica lista de amigos por la lista que tenga alguna base de derecha y/o gremial. Generando un ámbito de ingobernabilidad entre los miembros “clásicos” de la Confech y los nuevos – privados – integrantes de la misma, generando divisiones casi irreconciliables entre las dos partes. Esperemos (tocando madera) que así no sea.
El fenómeno Bachelet viene a modificar tanto la política duopólica tradicional, como la Universitaria de la forma que la conocemos, no por su carisma (no tiene), sus discursos (tampoco) ni su programa (que no existe), sino por lo que ella representa. En los próximos 4 años, si no logra completar sus “palabras al aire”, podría existir un gran clima de ingobernabilidad en el país, de esos que invocan a los populistas a alzarse en pos de la demagogia. Y si uno como esos nos pilla con un movimiento estudiantil dividido, con cero preponderancia y credibilidad de la política nacional, entre muchas otras cosas que se pueden dar en cuatro años, el panorama se viene feo.
¿Crees que aumentarán las listas gremiales este año?