A quién no le ha pasado: tienes que escribir un ensayo o algún otro tipo de trabajo y lo dejas para última hora. Y cuando justamente necesitas avanzar rápido, sentado frente al computador la noche antes, lo único que se te presenta con insistencia es una hoja en blanco. Pasan los minutos, las horas, la procrastinación te tienta y cuando vuelves a abrir el documento, sigue casi en las mismas condiciones.
¿Qué puedes hacer cuando la inspiración no llega? Alex Cornell es un diseñador y músico que hace un par de años tuvo un “bloqueo creativo”. Lo irónico es que precisamente estaba escribiendo un artículo sobre el mismo tema. Así que buscó textos que hablaran sobre esto. Sus conclusiones las publicó en un libro que recoge las estrategias de varias personas, como escritores y filósofos, para vencer la desesperante página en blanco.
Cornell da a conocer la técnica de Daniel Denett, un filósofo que en vez de quedarse frustrado en su escritorio, sale a su granja, corta la leña o realiza alguna actividad manual, rutina que ya forma parte de su proceso creativo cotidiano. Luego de hacer esto, le surgen ideas o perspectivas novedosas que refrescan su trabajo.
Mientras que Douglas Rushkoff, un conocido teórico de los medios y de la cultura virtual, dice que no cree en el bloqueo creativo. Para Rushkoff cuando una persona no se encuentra escribiendo, su cerebro mientras tanto trabaja en otros asuntos como la recolección de información.
Y aunque la teoría de este autor se podría interpretar como una manera demasiado optimista de sacar la vuelta (“no estoy avanzando, pero mi cerebro en realidad sigue trabajando”), la verdad es que ya ha sido confirmada por la ciencia.
Las conclusiones de algunos neurocientíficos señalan que lo mejor para llamar a la creatividad, es distraernos. Hay muchos casos de personajes históricos que pueden avalar esto. De hecho el matemático y físico griego Arquímedes, gritó el famoso “eureka” cuando estaba sumergiendo en una tina llena de agua y descubrió un principio físico que hoy lleva su nombre.
Por otro lado, Henri Poincaré, matemático del siglo XIX, desarrolló sus principales teorías justo en el momento en que se subía a un bus. Mientras que el Premio Nobel de Física Richard Fenynman, tenía como costumbre ir a un bar, pedir una 7-Up y si llegaba a inspirarse, anotaba ecuaciones en una servilleta.
Porque aunque parezca que la idea se nos ocurre repentinamente, no se trata de algo tan azaroso, sino en realidad es producto del trabajo de nuestro cerebro conectando ideas. Un proceso que comienza antes de lo que creemos y de forma inconsciente.
Así que ya sabes, cuando te toque estar frente a la incómoda página en blanco, una buena idea es distraerse, algo que puede sonar contradictorio con nuestro propósito de avanzar, pero que es efectivo. A veces por mucho que nos concentremos en ese documento de Word casi vacío, no se nos ocurre nada y terminamos más frustrados.
Si quieres llamar a la creatividad, no tienes más que distraerte, sin culpa, sabiendo que tu cerebro seguirá trabajando de manera inconsciente. Después podrás volver a enfrentar esa incómoda página en blanco, más despejado. Por último, otras recomendaciones para vencer el bloqueo creativo son: dormir bien, tomar un libro e inspirarse en las ideas de grandes escritores, o dejar de hacer tareas más mentales y poner a trabajar nuestro cuerpo.
¿Y tú qué haces cuando te toca estar frente a una insistente página en blanco?