Por lo general, para mejorar nuestra experiencia laboral nos acostumbramos a leer libros de destacados escritores o emprendedores que entregan sus estrategias para alcanzar el éxito. Pero además de ponerles atención a ellos, deberíamos inspirarnos en un grupo que tendemos a ignorar para este tipo de problemáticas: los niños. ¿Qué podríamos aprender de ellos, cuando se supone que somos nosotros los encargados de enseñar?
Adora Stivak, es una precoz escritora y bloguera desde que tenía siete años. El 2010, cuando tenía doce, dio una conferencia TED, donde señaló que es necesario “escuchar y aprender de los niños, confiar en nosotros y tener mayores expectativas: “Deben escuchar hoy, porque nosotros somos los líderes de mañana”.
Adora cree que los adultos pueden haber “tenido grandes planes, pero no los llevaron adelante porque pensaron: ‘eso es imposible’, ‘eso es costoso’ o ‘eso no me beneficiará’. Para bien o para mal los niños no tenemos tantos impedimentos a la hora de pensar en razones para no hacer algo.”
Frente a estas reflexiones podríamos preguntarnos cuántas veces dejamos de lado ambiciones o proyectos precisamente por los argumentos que nos entrega la pequeña Adora. Así, una idea para emprender la desechamos por parecer demasiado costosa o no nos dedicamos a lo que nos gusta por considerar que es imposible vivir de ello.
“Los niños pueden estar llenos de sueños inspiradores y pensamientos esperanzadores”, agrega Adora, recordándonos que una actitud como esta, propia de los niños, también es de gran utilidad a la hora de emprender.
Por otro lado, también podemos aprender de la flexibilidad y adaptabilidad de los más pequeños. ¿Cuántas veces no nos hemos decidido a cambiar de trabajo o empezar un nuevo negocio, por miedo al cambio?
El esfuerzo por evitar el aburrimiento es otra cosa que podemos rescatar de los niños. La diversión es fundamental en el mundo infantil y no sólo debe estar presente durante los juegos, sino a toda hora. A medida que vamos creciendo, las tareas entretenidas las vamos limitando a momentos de ocio y a pocos parece entusiasmarle realmente el trabajo. ¿Pero cómo no vamos a poder entretenernos y disfrutar de lo que hacemos?
Compartir con otros también es parte de la entretención, y al parecer una sociedad tan individualista como la nuestra nos hace olvidar la riqueza de esto. Tal como los niños lo pasan mejor compartiendo con otros, en el trabajo muchas de nuestras tareas se nos pueden volver más entretenidas y menos pesadas, si las enfrentamos en equipo.
Otra enseñanza que podemos extraer de los niños, es preguntar sobre lo que no sabemos y pedir ayuda cuando la necesitamos. ¿Cuántos problemas laborales se podrían haber solucionado si hubiéramos preguntado más o pedido ayuda?
Y aunque el tiempo muchas veces juegue en contra, deberíamos aprender a descansar cuando estemos cansados. Trabajar con cansancio extremo vuelve las cosas más difíciles. Una corta siesta o un momento de descanso no le hace mal a nadie.
Por último, aunque jugar sea algo ajeno al mundo laboral, en el último tiempo son varias las empresas que alientan los juegos en sus oficinas, ya que se ha comprobado que distraerse ayuda a estimular la creatividad.
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