El primer método anticonceptivo existente en el planeta apareció 2.000 años antes de Cristo, por iniciativa de los Egipcios que utilizan un cono de hecho de semillas de granada y cera, componentes que debían frenar la ovulación y por tal, la concepción.
Durante muchos años, el uso de anticonceptivos ha sido blanco de críticas por parte de distintas entidades y organizaciones que defienden o rechazan su participación en la sexualidad humana.
La Organización Mundial de la Salud (OMS), por labios de su Directora General, Dra. Margaret Chan, ha concluido que “el acceso a la anticoncepción moderna es un derecho fundamental de todas las mujeres”. Asimismo expresó que “Este derecho se acompaña de una necesidad de respetar la dignidad de la mujer, propiciándole una serie de opciones de planificación familiar y libertad de elección”.
Estas palabras no dejaron de causar fuertes remesones en los grupos conservadores de familias cristianas, las cuales rechazaron con fuerza lo dicho por la Dra. Chan.
La planificación familiar es el mecanismo que ha permitido controlar los índices de crecimiento de la población en áreas donde el aumento sustancial de personas, producía grandes problemas para la calidad de vida, como lo es el caso de los países sobrepoblados, los cuales han decretado leyes que impiden que las familias tengan más de un número determinado de hijos.
Entre los métodos anticonceptivos más usados está el condón, que según expertos, alcanza un 99% de efectividad. Seguido por las píldoras anticonceptivas y anovulatorias con un 95% de efectividad. En la actualidad, existen mecanismos más modernos, como la inyecciones mensuales, que facilitan el disfrute de una sexualidad sana sin el miedo a quedar embarazada.
Por su parte, uno de los grandes opositores a este “derecho fundamental” proclamado por la OMS es la Iglesia Católica, la cual argumenta que ni el hombre ni la mujer, tiene el derecho de decidir sobre la concepción y el nacimiento de los hijos, ya que esto corresponde a un designio divino, guiado por la divina providencia, en la cual todos los cristianos debieran confiar. Esta idea-fuerza ha sido respaldada, a lo largo de la historia, por las múltiples encíclicas escritas por los sumos pontífices romanos. Y tú ¿Crees que usar métodos anticonceptivos es un derecho humano?