Este 11 de septiembre, se conmemoran 40 años desde el Golpe de Estado, que se manifiesta como el episodio más crudo y negro de nuestro país. A la palestra saltan las diversas opiniones que han mantenido a Chile divido en dos bloques irreconciliables. El recuerdo de un par de lentes rotos y la voz de un General insurrecto que ordena el ataque a La Moneda siguen y seguirán en la memoria de las multitudes.
En el primer año de Gobierno del Presidente – democráticamente electo – Salvador Allende Gossens, las cifras de bienestar de la población crecieron positivamente. El PIB aumentó en un 8,6%, la inflación bajó en un 12,8% y la cesantía solo alcanzaba el 3,8%. Era una primavera económica en Chile. Sin embargo, la emisión de dinero no respaldada por el Banco Central, produciría en 1972, una inflación abismante del 140%, que en 1973, alcanzó el 1% diario.
Todo este desajuste económico, comenzó a producir remeses en la población, lo que llevó a que el Banco Internacional negara créditos (acción mediada por el mismo Presidente de Estados Unidos, Richard Nixon, quien temía al levantamiento de Gobiernos estrictamente Marxistas).y que el Gobierno Socialista debiera recurrir al mismo bloque para intentar frenar la bataola.
Ante todo este escenario, Chile vivía momentos críticos donde se hicieron populares el mercado negro y las colas para obtener insumos básicos, estrategia del bloque opositor para desprestigiar el Gobierno del “Compañero” presidente, lo que tuvo – en parte – éxito.
En una acción en pos de Chile, Salvador Allende, convocó a un “comité de seguridad nacional” encabezado por los comandantes de las Fuerzas Armadas y el director general de Carabineros, quienes tras asumir en agosto del ’73, presentaron su renuncia. Fue entonces, cuando Allende, nombró nuevos comandantes, entre ellos, quien traicionaría su confianza propiciando al derrocamiento, hablamos del Gral. Augusto Pinochet Urgarte. Luego de ésto, la insurrección era evidente. Las Fuerzas Armadas se levantaban contra el gobierno de facto y ofrecen un ultimátum para que el presidente deje La Casa de Gobierno. Claramente, el presidente “pagará con su vida la lealtad del pueblo” y rehusándose a entregar el Gobierno de los trabajadores y “ante las circunstancias extremas que vivió, tomó la decisión de quitarse la vida antes de ser humillado o vivir cualquier otra situación” (Isabel Allende Bussi)
Se denomina dictadura a una forma de gobierno iniciada de forma violenta del poder y ejercida con una fuerte represión en contra de sus opositores”. Entonces, por definición, el período nacional vivido en el año 1973, no se podría tomar como otra cosa que no sea una dictadura.
Tampoco se puede hacer caso omiso – independiente de las mejoras y reestablecimiento de las condiciones de vida de los chilenos posteriores al Golpe de Estado– a los 40.000 chilenos que han sido reconocidos como víctimas del período de Pinochet, cifras presentadas por el mismo Gobierno de Chile.
A 40 años de vividos los horrores de la dictadura, aún existen personas que preguntan por el paradero desconocido de sus familiares: padres, hijos, hermanos, esposos, sobrinos, nietos. El dolor está profundamente encarnizado y no es para menos.
Se puede defender mucho la dictadura por los resultados que ésta proporcionó, pero no se pueden defender ni argumentar los crímenes de lesa humanidad y las infames violaciones a los derechos humanos.
Chile es un pueblo, que desde la memoria histórica, clama por justicia, por la verdad y por la paz. Que nunca más se deban ver escenarios como los vividos otrora. Y tú ¿Qué opinas? ¿Dictadura o Gobierno Militar?