A 40 años del Golpe de Estado cabe preguntarse porqué existen tanta efervescencia en los medios de comunicación y en las redes sociales. Proyectos audiovisuales por televisión y por las redes sociales están dejando testimonios e imágenes del Golpe y de sus consecuencias. Pero si han pasado cuarenta años, ¿por qué seguir hablando del tema?
La realidad indica el país que se construyó a partir del 11 de septiembre del ‘73 existe hasta el día de hoy, y por esto, diversos medios, tanto tradicionales como independientes, han querido dar su propia versión.
Pero, ¿dónde vemos las consecuencias de ese acontecimiento? Cabe recordar que Chile avanzaba hacia la construcción de una sociedad socialista por la vía institucional con el Gobierno de Salvador Allende, y con el Golpe de Estado de la Junta Militar presidida por Augusto Pinochet, se refundó el país, estableciendo un Estado de carácter neoliberal.
El neoliberalismo cambió drásticamente las políticas económicas, entregando a los privados la administración de empresas del Estado, que solo quedó como mero árbitro y espectador ante el mercado.
Por otra parte, la educación se comenzó a privatizar con la Ley General de Universidades del año 1981, que permitía el ingreso de capitales privados para fundar instituciones de educación superior. Acá tenemos el origen de la actual crisis que se viene desatando con fuerza en los últimos años, tanto por los estudiantes secundarios como por los universitarios.
Se comenzó a privatizar la salud con la proliferación de clínicas privadas y con la aparición de las Isapres.
Asimismo, se privatizaron los fondos de pensiones con la aparición de la Administradora del Fondo de Pensiones (AFP). De esta manera se pasó de un sistema público solidario de reparto, a uno donde los fondos se administran en el mercado con todas las consecuencias que eso puede significar para la futura pensión del trabajador.
Pero sin duda, la piedra angular de este sistema neoliberal es la consolidación de la banca privada. Esto se manifiesta en el gran desarrollo que ha tenido el crédito en todos estos años. Los defensores del actual sistema señalan que el crédito permite, a los que tienen menos, tener acceso a bienes materiales, y a la posibilidad de conseguir la prestación de servicios como la salud y la educación.
A cambio de esto, existe una gran mayoría de la población actual que está ahogada con las deudas. Se estima que los dos primeros quintiles están endeudados, en promedio, siete veces la renta que perciben mensualmente.
Además, la dictadura estableció una Constitución política con claros sesgos antidemocráticos, escrita entre cuatro paredes, que protege un sistema hecho para el beneficio de una minoría. Hoy son muchas las voces que claman por establecer mecanismos democráticos para tener un nuevo reglamento institucional.