¿Cómo funcionan mejor los empleados? ¿Con jefes autoritarios o con jefes amables? Estas preguntas rondan en las cabezas de académicos y especialistas de asuntos laborales. La imagen tradicional de los jefes es asociada con seres antipáticos y despóticos que imponen su voluntad incluso sin motivos racionales. Sin embargo, las nuevas tendencias parecen indicar que este tipo de liderazgos están cambiando en función de lograr mejores resultados a través de una sintonía entre buenos jefes y buenos empleados.
Un buen jefe debe sacar lo mejor de sus empleados, sin tener que recurrir al enfrentamiento, pues de él depende la cohesión de individuos que son complementarios en un contexto específico. Más que un mandamás, debe ser un líder que oriente las acciones de un conjunto que actúa en pos de lograr metas determinadas. Así lo establece “El valor de los jefes”, un estudio producido por el U.S. National Bureau of Economic Research (NBER), sugiere que los jefes aportan un importante valor en cuanto a diferencias de desempeño.
Una visión similar tiene Rafael González Fernández, especialista en Psicología Social, quien publicó un libro titulado “Los buenos jefes. Creatividad y liderazgo en equipos de trabajo”. En su texto aborda la relación entre los directivos capacitados para gestionar grupos humanos y lograr los objetivos planteados por las empresas y las organizaciones. El norte de la investigación es producir con el mayor grado de eficacia posible.
El académico de la Universidad Complutense de Madrid plantea que hay una serie de particularidades que distinguen a estos “buenos jefes” de otras personas. Entre las características que menciona se encuentran la capacidad para determinar con claridad las metas trazadas, la atención constante con sus compañeros y subordinados, la creatividad para resolver conflictos y la valentía para enfrentar desafíos cotidianos. González asegura que esto permite liderar equipos cumpliendo con las expectativas de la empresa.
Con estos antecedentes, ¿no será hora de cambiar la relación entre empleados y jefes? Estas transformaciones en las jerarquías convencionales no cuestionan la autoridad de los directivos, más bien replantean la visión del trabajo en equipo en pos de lograr las metas de las empresas y las organizaciones.